viernes, 28 de diciembre de 2012

Recomendado 2012

Este año hice muchas cosas: leí mucho, miré muchas películas y series, hablé mucho (¡vaya novedad!)... y como no quiero hacer un resumen de año 'cursi', mejor hago un Recomendado 2012. (Aclaro que muchas de las cosas que recomiendo no han empezado, emitido, finalizado, creado en este año, sólo que es en este año en el que las 'descubrí' y vi por primera vez). También los invito a que me dejen sus 5 recomendados... quién les dice, esten entre las cosas que mire/lea el año que viene :D

Acá van...

1) Sin lugar a dudas, dejo este número 1 a la serie que nos atrapó y cautivó a mi y a Mario: Dexter. No es el dibujito del nene científico y coloradito, con una hermana rubia y estúpida, si no de un simpático coloradito, el mayor asesino de la historia de Miami, que además trabaja analizando sangre para la sección homicidios de la policía local. También tiene una hermana, pero no es ni rubia ni tonta...
¿Por qué nos enganchó? No lo sé. Guión, imagen, acción, suspenso, terror, sangre... ¿familia y amor? Todo está en su medida justa en Dexter, la serie de ShowTime que hace que quieras al 'malo' y odies al 'bueno' (creo que de ahí sale un poco su éxito). Nosotros estamos por empezar la 6ta. temporada, y yo al menos, me miraría todos los capítulos de nuevo... la serie está por empezar la 8va., así que hay material para rato.


2) En segundo lugar me voy a ocupar de muertos que vuelven (pero que no se comen a los vivos, de eso me ocupo más abajo :) Les Revenants (Los aparecidos, Los que vuelven.... lo que quieran), me atrapó por dos cosas: la primordial -por la que la hubiese visto aunque no me gustase- ¡es una producción francesa! La segunda, porque es un diamantito apenas tallado. ¿El argumento? Muertos que 'vuelven'... con todo lo que eso significa, desarregla y perturba. Los muertos de una pequeña ciudad entre las montañas en Francia tiene esta particularidad y capítulo a capítulo se van enlazando las historias: todo tiene que ver con todo, todo tiene un porqué. Amor, amistad, culpabilidad, muerte y resurrección:  un caldo de cultivo para una gran serie que apenas tiene una temporada emitida en este 2012.

3) Otra serie: Game of Thrones (Juego de Tronos). Aclamada por los lectores hace años, gracias a la excelente trama tejida por George Martin, llevada a la pantalla chica por HBO y vista por millones. La genial serie de la guerra entre reyes, matareyes, reinas y princesas, castillos, dominios y... ¿dragones? Simplemente: genial. Lo mejorcito que he visto en años como producción, efectos, actuación. Super recomendable, la conocí este año y espero verla muchos años más.


4) ¡Una más, y no jodemos más! Oooooooootra serie (que venía defraudándonos, pero que en su tercera temporada -que aún no terminó- dio un vuelco infernal y magnífico): The Walking Dead, nuestra cuota semanal de zombis. Para los amantes del género, no tengo nada que decirles: mírenla. Para los que no: anímense. Para los que le tienen miedo a los muertos vivos: créanme, es a quienes menos tienen que temerle, ya que la historia se desliza sobre las miserias de los humanos... vivos.

5) Voy a dejar este último punto para los libros. Hice ya un par de reviews de libros que recomiendo, pero aquí los pongo todos juntos: Madame Bovary, Gustav Flaubert (un pantallazo de la vida de una joven francesa de mediados de siglo XVII. Novela de época, excelente clásico). La casa de los espíritus, Isabel Allende (novela sobre las alegrías y desgracias de una típica familia burguesa latinoamericana, con una relación inexplicable entre los personajes, que sólo el realismo mágico y la pluma de la chilena pueden explicar). Rhinocéros, Eugène Ionesco (obra teatral, irónica y surrealista, que cuenta un poco sobre la Resistencia en la segunda guerra mundial). Desayuno en Tiffany's, Truman Capote (la historia principal cuenta la alocada vida de una jovencita americana, yendo a buscar el éxito a la gran ciudad). Notre-Dame de Paris, Victor Hugo (¿qué les puedo decir de esta enorme novela del genial escritor frances? Sólo que no es el color de rosa que muestra Disney... ¡léanla!).

Espero les haya gustado mi recomendado, quería hacer un recuento de algo (que máaaas o meeenos le interesara a alguien), pero no sabía de qué. Un saludo, chin chin, y Feliz 2013 para todos!

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Videos

Internet es un lugar para discutir, argumentar, enervarte, enojarte mucho, alegrarte, compartir... ser feliz. Y no puedo más que elegir este último y esbozar una gran sonrisa cuando veo videítos como estos.
Mis elegidos de esta temporada.

#1: 'basura' que, gracias a esta gente, no tiene ningún desperdicio:




#2: una joyita de la propaganda callejera. Para no olvidar...

Orden

Sí, soy ordenada. Histérica, se podría decir, del orden. Pero no siempre tengo todo en orden. Y he aquí mis palabras de hoy:
cuando termino el año lectivo ordeno mis apuntes, fotocopias y libros por materia y los anillo. Después dejo los más interesantes (o los que pueda llegar a necesitar) a mano, y los otros ¡pum! a una cajita sobre el ropero.
Durante la semana voy cambiando de ropa y, sobre todo en verano, la dejo sobre la cama, para que tome aire (?)... llega un día que tengo que empezar a doblar remeras, musculosas, pantalones y demás para guardar. Me da rabia. Y sin embargo me gusta ver la cama tendida, libre de ropa y de arrugas.
También durante el año voy acumulando libros de todo tipo, diciéndome que 'no voy a estar acomodando todo el tiempo, porque si no voy a pasar acomodando todo el tiempo y no tengo ese tiempo y no quiero'. Pero cuando encuentro un hueco entre tareas, empiezo a ordenar libros por color, tamaño, este tiene espiral, este no...
La pieza, mi cuarto: cuando estoy a días de rendir exámenes importantes generalmente, la ordeno enterita. incluso sacando cosas del ropero (ropa, libros, anotadores) y ordenando por color, tamaño, etcétera, como dije anteriormente. Pero, hay semanas en que me gana la dejadez y queda así, como queda.
Cuando voy a una casa donde reina un orden, un minimalismo y una limpieza infernal digo para mis adentros 'así va a ser mi casa, cuando la tenga'... pero me encantan los adornitos y chucherías, libros y libritos, velitas y pavadas que se puedan acumular sobre una repisa o estante. Minimalismo, las polainas. Además también me encanta el estilo vintage, y eso, no es muy minimalista que digamos. Terror me da, pánico, cuando entro a una casa donde todo está donde 'no debe estar'. Sucio, desprolijo. Adornitos viejos y rotos. Fotos mal encuadradas. Cuadros feos. Con los años aprendí a convivir con esos ambientes y, al entrar a uno de ellos, logro con el correr de los minutos 'ambientarme' como quién diría. Y, para colmo de males, me veo en mi imaginación, sola en esa casa, limpiando y ordenando y exigiéndoles a los dueños de casa que así la mantengan, que no sean crotos.

Sé que no soy la única. Sé que no soy la primera ni la última. Pero soy la loca del orden (y del desorden también, obvio).

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Madame Bovary

Si sos mujer, si sos hombre, cualquier sexo o género vale para degustar esta obra magnífica, clásico entre los clásicos, de Gustave Flaubert.
Siempre subo la imagen de la tapa
del libro que leí :)
Perteneciente al realismo (el autor se documentó sobre el caso de una mujer de su época, con una historia similar a la protagonista de esta novela) las líneas de esta obra repasan la vida de la pobre Emma Bovary, hija, madre y esposa, que vivía en la tranquilidad del norte de Francia de mediados de siglo XIX. Justamente esa tranquilidad será uno de los detonantes de las acciones de Emma, del mundo que la rodea y del trágico destino. ¿Trágico o feliz? Eso queda a criterio de cada uno de los que la leen.
Madame Bovary cautiva, sacude, apasiona, deja perplejo con cada uno de los acontecimientos relatados en ella y por ella. Además da inicio a uno de los más conocidos movimientos psicológicos de nuestros tiempos: el bovarismo. Recomendadísima para aquellos amantes de las novelas de época, de amor, de romances, de tragedias... de los clásicos.

lunes, 10 de diciembre de 2012

La Calor


Y de repente el calor se fue haciendo cada vez más insoportable. Transpirábamos todos: la abuela, papá, mamá, mi hermano. El perro, el gato, el loro, los cardenales... y pronto fue el turno de las cosas materiales: las paredes (juro que vi transpirar a las paredes), los muebles y esquineros, la compu y la tevé. Creo que si ellas hubiesen podido hablar también hubiesen pedido a gritos el aluvión que las salvara de tanto calor, no importando que para muchas de esas cosas sería el fin, a merced del líquido. Si hasta la radio pedía estar enchufada a 220 para cuando cayera el primer rayo de la tormenta y acabara con sus sufrimiento. El aire acondicionado no daba abasto, las paredes chupaban el frío y el ambiente era cada vez más cálido, hasta que el pobrecito no dio más y dejó de funcionar. Las ventanas le tuvieron envidia, sin embargo siguieron estoicas en su labor de defender la seguridad del hogar, pero ni estando las ventanas sin rejas los ladrones hubiesen entrado: en esa ciudad donde hacía meses no llovía y donde el calor se había  colocado como el principal tema de conversación, nadie hacía nada incorrecto, porque nadie hacía nada, de hecho.
Las panaderías no funcionaban, las heladerías cerraron por haber perdido sus productos porque las heladeras se habían dejado morir. En la plaza los niños no corrían. Las escuelas estaban cerradas, porque ni padres ni docentes ni niños querían cumplir con su deber y sus obligaciones. Las piletas estaban cerradas porque el agua se evaporaba y nunca llegaron a estar más llenas que cinco centímetros. Los restaurantes no tenían mozos dispuestos a ponerse camisas apretadas, los cocineros renunciaban, negándose a prender el fuego y hacer más calor, y las copas sucumbían al placer de arrojarse al vacío, una a una, muertas de placer de no tener que vivir más en ese infierno... los pedacitos de vidrio se fundían en el suelo caliente de las veredas y se hacían uno de nuevo, pero eso ya no era problema de las copas. La municipalidad y las dependencias de gobierno estaban cerradas y no había nadie trabajando, aunque eso hubiese sido igual en un día normal de primavera, donde es difícil encontrar a alguien no cumpliendo sus obligaciones, por el simple placer de ver el sol, disfrutar la brisa y contemplar el azul del cielo.
Las radios y los canales de televisión no emitían sus programas, ya que los operadores y locutores se negaban a colocarse auriculares y estar sentados en un asiento cálido y pegajoso por más de medio minuto. Las bibliotecas, al principio eran el único lugar habitable porque siempre fueron amplios espacios oscuros y frescos. Miles y miles de personas se volcaron a la literatura  ligera de verano, agotando estos ejemplares y llenando las salas de lectura, haciéndolas tan insoportables de habitar como las calles de asfalto.
Al fin, nadie sabía donde estaba nadie. Todos sobrevivían como podían, pero nadie sabía como. Nadando en sus propios charcos de transpiración, yéndose a lugares alejados al sur para poder sentir el placer de abrigarse los pies y las manos con lanudos guantes y botas de cuero.
Y al fin llegó... la tenue llovizna, acompañado con una suave brisa refrescante. Al otro día todo funcionaba como de costumbre y todos (hasta las copas) se quejaron del temporal.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Ojotas*

De repente pudieron volver a hablar, a decirse todo aquello atragantado desde la última lluvia. "Te amo, te quiero, te extrañé". Todo, y simplemente por el hecho de poder decirlo: "no sabés cuánto admiré la luna el otro día que dormiste boca abajo y la ventana estaba abierta, deseaba que esos pies roñosos no te hubiesen dejado tirada boca abajo y   hubieses podido mirar la luna conmigo".
No es fácil, pero las ojotas vuelven a hablar mucho, paso a paso, cuando tienen agua adentro. Esos shic shic que escuchamos nosotros, simples seres humanos, en realidad son palabras de amor y de odio, porque las ojotas también se pelean y se vuelven a amigar, sólo que tienen que recordarlo para cuando vuelvan a hablar una vez pisado un charco. Y no cualquier charco, tiene que ser uno bien abundante para llenar cada huequito de su existencia y darles la fuerza necesaria para hablar. Así pasan las horas las ojotas, mudas y llenas de rabia, aguantando decirse todo lo que tienen que decirse... predominando siempre el amor, porque ellas sí fueron hechas la una para la otra.



*Cosas que se me ocurren yendo a casa en ojotas, pisando los abundantes charcos de agua que la tormenta de la noche anterior dejó en las veredas.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Rhinocéros (Rinoceronte) - Ionesco

En estos días en los que empiezo a transitar mis ansiadas vacaciones, tengo mucho tiempo libre. Durante todo el año me digo: "ya voy a tener tiempo y voy a leer este libro, este, este otro..." Y así es. Pero por suerte, durante el año, una de las exigencias académicas, es leer libros. Libros en francés que han trascendido las fronteras para pasar a ser obras universales.
Por eso, mi tarea de estas vacaciones será hacer en una breve reseña de algunos de los libros que leí durante el año y de los que vaya leyendo en el verano.

Para empezar, les dejo una joyita del teatro del absurdo, de mediados de siglo pasado (tengo que admitir que es la primera obra de teatro que leo, fui algo reticente al empezar a leer algo de este tipo... ¡pero bien valió la pena animarme!)
Rhinocéros (Rinoceronte), título original de la obra de Eugène Ionesco, un rumano nacionalizado francés, que fue uno de los principales representantes de La Résistance durante la segunda guerra mundial y un  ferviente defensor de los derechos del hombre, tan denigrados por esos tiempos.
Escrito en el año 1959, Rhinocéros es una magnífica metáfora de cualquier totalitarismo, en cualquier punto del planeta, en cualquier tiempo. El nazismo y el fascismo estaban en boga por los años en el que el autor escribió esta obra, pero bien podría aplicarse la idea de "los rinocerontes" invadiéndolo todo a cada uno de los totalitarismos conocidos por la humanidad (de hecho, Rumania, país natal de Ionesco, tenía lo suyo por esos días).
Relato situado en una ciudad surgida de la imaginación de Ionesco, con los típicos representantes de una clase media de mediados de siglo. En ellos están todos: Berenger, el incrédulo y resistente, Jean el hombre ideal, los comerciantes, los hombres y mujeres de oficina, todos. Y absolutamente todos estarán involucrados en estos cambios que comenzarán a visualizarse a lo largo de la obra.
Dinámico, magnífico y sobre todo absurdo, para leérselo de un vistazo y volver a releerlo. Para tener en cuenta cuán absurdas son, justamente, algunas situaciones que el hombre va repitiendo con el tiempo.


domingo, 11 de noviembre de 2012

Libertad

Poesía francesa de la Resistencia, durante la segunda Guerra Mundial. Paul Éluard... Dedicado a una amiga a la que le gusta el poder de las palabras ;)
Voy a caer en la obviedad de decir que en francés se lee mucho mejor, ya que el autor lo escribió en su lengua y pensó mucho en la aliteración de la palabra "sobre" (sur en el idioma original) y en muchos fonemas franceses. Si saben algo (aunque sea alguito) de fonética francesa, lean el original aquí.


Sobre mis cuadernos de colegial 
Sobre el pupitre y los árboles 
Sobre la arena sobre la nieve 
Escribo tu nombre 

Sobre todas las páginas leídas 
Sobre todas las páginas en blanco 
Piedra, sangre, papel o ceniza 
Escribo tu nombre 

Sobre las imágenes doradas 
Sobre las armas de los belicosos 
Sobre la corona de reyes 
Escribo tu nombre 

Sobre la selva y el desierto 
Sobre los nidos sobre las retamas 
Sobre el eco de mi infancia 
Escribo tu nombre 

Sobre las maravillas de las noches 
Sobre el pan blanco de los días 
Sobre las temporadas desposadas 
Escribo tu nombre 

Sobre todos mis trapos de azul 
Sobre el estanque sol enmohecido 
Sobre el lago luna viva 
Escribo tu nombre 

Sobre los campos sobre el horizonte 
Sobre las alas de los pájaros 
Y sobre el molino de las sombras 
Escribo tu nombre 

Sobre cada soplo de aurora 
Sobre el mar en los barcos 
Sobre la montaña lunática 
Escribo tu nombre 

Sobre la espuma de las nubes 
Sobre los sudores de la tormenta 
Sobre la lluvia gruesa e insípida 
Escribo tu nombre 

Sobre las formas que centellean 
Sobre las campanas de los colores 
Sobre la verdad física 
Escribo tu nombre 

Sobre las sendas despertadas 
Sobre las carreteras desplegadas 
Sobre los lugares que desbordan 
Escribo tu nombre 

Sobre la lámpara que se enciende 
Sobre la lámpara que se apaga 
Sobre mis casas reunidas 
Escribo tu nombre 

Sobre el fruto cortado en dos 
Espejo y mi habitación 
Sobre mi cama vacía 
Escribo tu nombre 

Sobre mi perro codicioso y tierno 
Sobre sus orejas elaboradas 
Sobre su pierna torpe 
Escribo tu nombre 

Sobre el trampolín de mi puerta 
Sobre los objetos familiares 
Sobre el mar del fuego bendito 
Escribo tu nombre 

Sobre toda carne concedida 
Sobre la frente de mis amigos 
Sobre cada mano que se tiende 
Escribo tu nombre 

Sobre el cristal de las sorpresas 
Sobre los labios atentos 
Bien sobre el silencio 
Escribo tu nombre 

Sobre mis refugios destruidos 
Sobre mis faros aplastados 
Sobre las paredes de mi problema 
Escribo tu nombre 

Sobre la ausencia sin deseos 
Sobre la soledad desnuda 
Sobre las marchas de la muerte 
Escribo tu nombre 

Sobre la salud vuelta de nuevo 
Sobre el riesgo desaparecido 
Sobre la esperanza sin recuerdos 
Escribo tu nombre 

Y por el poder de una palabra 
Reinicio mi vida 
Nací para conocerte 
Para nombrarte 

Libertad
(Paul Éluard, Liberté)

viernes, 9 de noviembre de 2012

La Magdalena

Por estos días, la literatura francesa de fines de siglo XIX y principios del XX, forman gran parte de mi rutina. Entre libros y fotocopias, apuntes y biografías, está el extracto del texto de La Madeleine (La Magdalena), de Marcel Proust.
Lo elijo para compartirlo acá porque sé que hay varios a los que nos ha pasado alguna vez sentir un olor, un gusto, una textura, que nos remita a nuestra infancia. Solo copio un pedacito, el resto del texto lo pueden seguir leyendo en la página a continuación.

Hacía ya muchos años que no existía para mí de Combray más que el escenario y el drama del momento de acostarme, cuando un día de invierno, al volver a casa, mi madre, viendo que yo tenía frío, me propuso que tomara, en contra de mi costumbre, una taza de té. Primero dije que no, pero luego, sin saber por qué, volví de mi acuerdo. Mandó mi madre por uno de esos bollos, cortos y abultados, que llaman magdalenas, que parece que tienen por molde una valva de concha de peregrino. Y muy pronto, abrumado por el triste día que había pasado y por la perspectiva de otro tan melancólico por venir, me llevé a los labios una cucharada de té en el que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las migas del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba. Y él me convirtió las vicisitudes de la vida en indiferentes, sus desastres en inofensivos y su brevedad en ilusoria, todo del mismo modo que opera el amor, llenándose de una esencia preciosa; pero, mejor dicho, esa esencia no es que estuviera en mí, es que era yo mismo. Dejé de sentirme mediocre, contingente y mortal. ¿De dónde podría venirme aquella alegría tan fuerte? Me daba cuenta de que iba unida al sabor del té y del bollo, pero le excedía en mucho, y no debía de ser de la misma naturaleza. ¿De dónde venía y qué significaba? ¿Cómo llegar a aprehenderlo? Bebo un segundo trago, que no me dice más que el primero; luego un tercero, que ya me dice un poco menos. Ya es hora de pararse, parece que la virtud del brebaje va aminorándose. Ya se ve claro que la verdad que yo busco no está en él, sino en mí.

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viernes, 28 de septiembre de 2012

Rusita y Rusito

Es viernes. Estoy exhausta. Salgo de la facu a las 22.30 h, paso a buscar a Mario y en casa me esperan mi mamá y Adélaïde para comer, por primera vez en mi vida, Quiche Lorraine, una tarta francesa exquisita de crema, panceta y queso que no tiene desperdicio.
Llego, me siento y Mario me dice: parece que le hacen cesárea a la Sabi. Y me quedo muda y dura. Pienso y reacciono: mensaje a Damián. "Mensaje no entregado al 3446..." ¡Puta madre que me parió!, pienso, ya que estamos en temas parturientos. Estos teléfonos, cuando son imprescindibles realmente, no andan.
José, Mariela. Mensajes, enojo. ¡Teléfonos de mierda! Mario me tranquiliza, pienso en esos cachetes sabinescos recién salidos del horno. Y sonrío y me calmo.
Mensaje de José: "aún no sabemos nada :-|"

Minutos. Nada.

Mensaje de José y Mariela, los dos a la vez: "Dami dice que salio todo bien que la gordita esta dormida y que es una rusita".

Felicidad...

Desde hoy tengo un rusito y una rusita en los que pensar, por los que pelear por dejarles algo más digno de lo que tenemos, por verles esos ojitos brillar cada vez que pueda. Y el día que me tiren un "tía", me caigo de culo.

Sí, soy Feliz, con mayúsculas, gracias a mis amigos a los que amo y se aman, y que han decidido traer alguien más por quién pelear y cansarse un viernes por la noche, tantos viernes y días como sean necesarios. Sin que pese, sin que canse. Sólo pura felicidad.


Nota: ¡Bienvenida Miguelina!

sábado, 15 de septiembre de 2012

Vergüenza

En casa se está alojando por estos días una francesa de 24 años. Hoy salimos a pasear por la ciudad. En un momento del recorrido, hace una pausa en su mirada hacia afuera del auto, me mira y pregunta: Quién es Julio López?
Trago saliva y respondo: "Es nuestro desaparecido en democracia."  Y me dio mucha vergüenza.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

El mueble.

Florentino era feliz. O al menos eso creía, ya que cuando al final se descubre la mentira en la que uno vivía, toda esa felicidad es como que si se borrara de un plumazo. Pero el lo creía, y eso es lo que me importa. Blanco y negro, con manchas transversales como las que casi ningún otro gato tenía, había sobrevivido una noche entera bajo la lluvia hasta que, al día siguiente de cumplir su tercera semana de la primera de sus siete vidas, lo encontró Camila. Camila llevaba trenzas largas pegaditas al costado de las orejas por ese entonces. Un vestidito cuadrillé y dos cintitas que le daban fin al peinado hecho por mamá. Mamá era Claudia, una humilde costurera de barrio, que sobrevivía a duras penas con Camila y José, sus dos hijos. La falta de un papá en la casa era a causa de un antiguo portazo dado en sus narices, la noche que José cumplía los dos años de vida. 
Y el gato. Siempre hubo uno en los regazos de mamá las noches de invierno y en la tierra fresca de sus tomates, en verano. Flober y Hugó fueron los dos primeros gatos de la familia, en realidad de Claudia, allá por los 70, cuando se había apasionado con la literatura francesa del siglo anterior. Ernesto, Leon y Mishu  -a secas- los tres que siguieron, correlativamente, uno tras otro, no sobreviviendo a más de siete años y medio cada uno. Para cuando el último gato anterior a Florentino caminó sus últimos meses, por la cabeza de Claudia ni se olía la idea de tener un hijo. Poco después, llegó Cami.
Los primeros días de Florentino en la casa fueron iguales a los de los chicos... pasos torpes, maullidos, dolores de panza, leche... pis. De a poco se la apañaron los hermanitos para darle al gato una posibilidad más, porque Claudia empezaba a rezongar un poco con las actividades del bicho, limpiando una tras otras las lagunitas amarillas que aparecían en el comedor y el patio, en la cocina, en la pieza. Pero, al igual que ellos de chiquitos, Florentino empezó a hacer pis y caca en un cantero abandonado del fondo.
A medida que fue creciendo se escuchaba seguido el comentario de Claudia: "parece un mueble". "Sí mamá", respondían los chicos. El gato, con esa capacidad que tienen los gatos de enrollar sus patitas en algún bolsillo que tienen el la panza, quedaba todo el tiempo hecho un bollito al lado de la silla o en la ventana del comedor.
Al poco tiempo todos empezaron a olvidar al gato. Florentino hacía bien el papel de mueble (que come y maulla, pero mueble al fin) y en el ambiente todos tenían suficientes actividades como para atender a un mueble. Camila empezó a ir a la universidad y José a llevar amigos a la casa, de esos amigos flacos y de pantalones por el piso, pelos revueltos y miradas cancinas.
Florentino siguió ahí, sin preocuparse mucho, como todo buen gato. Maullaba cuando tenía hambre, tomaba agua del latón de la gotera de la cocina y no se estremecía tanto como cuando el sol alumbraba por entre las hojas de parra en primavera. Eso era felicidad para el: "el sol en la cara", como decían los humanos. Nunca lo había entendido hasta cuando tuvo dos años y medio merodeando por ese patio, y se quedó dormido una siesta allá por comienzos de octubre. Su hocico húmedo lo estuvo más, sus pupilas cada vez más chicas, su pelaje cada vez más brillante. Así, siesta a siesta, mientras la vida dormía, se dio cuenta que poniéndose de frente y "de cara al sol", sus partes blancas eran las que quedaban expuestas y refractaban la luz solar. Las negras, que bien sabe todo el mundo, chupan el calor, quedaban escondidas en las sombras de su creciente barriga. El equilibrio hecho realidad.
Pero hubo un día en que la parra se secó. La lluvia le recordó a sus primeros días allá afuera, cerca de una jauría que lo acechaba, de la cual se salvaba sólo por no tener fuerzas ni para maullar. La lluvia lo cubría todo: el cartón que lo resguardaba del viento, sus pelos y la mantita de lana tejida por Ariana, la hija de los dueños anteriores, quienes no dudaron en dejarlo allí, a él y sus hermanos, porque no querían más gatos que a su madre. Poco después de aquél hecho, se enteraría por otro gato amigo que su mamá, en venganza por la quita de sus hijos e hijas, rompió cuanto tapizado y alfombrado encontró, minutos antes de cagar en el corredor de las habitaciones y salir huyendo una noche de abril, fresca y tormentosa, seguro de que aquél mundo exterior era mucho mejor que los carceleros hurtadores de bebés de sus dueños. Que obviamente dejaron de serlo, al día siguiente cuando salieron de sus piezas y, uno a uno, fueron pisando el jugoso producto del cuerpo de Marina, la mamá de Florentino. Pocos conocemos la mente de un animal con tanta venganza como ella. Pero es bueno saber que en el mundo existen cosas justas aún.
En fin, Florentino estaba bajo la parra esa mañana de julio. Así como la lluvia, las lágrimas caían en las mejillas de todos allá adentro. "Sacá al gato, que Marianita es alérgica", dijo Camila, en referencia a su sobrina, Mariana Montes Castillo, una verdadera princecita de ojos azules, pelo ensortijado, metro diez, que pronto sería la verdadera niña mimada (de hecho ya lo era bastante) de la familia. Hija de su papá José y su mamá Helena, ambos abogados de una reconocida firma, era la única nieta en la casa, ya que Camila había dedicado más tiempo a otros menesteres, como pasearse tardes enteras con su "amiga del alma" (tal era llamada por ella), Juana.
Así fue que, el día en que la señora de la casa murió, Florentino estaba recordando a su propia madre en las pequeñas goteritas del ya derruído parral. Todo fue muy vertiginoso desde entonces. Si casi no recordaba todo con tanto detalle el día que me contó sobre esos días. En las jornadas posteriores a la muerte de Claudia, tanto José y Helena, como Camila y su mejor amiga Juana, comenzaron a llevar los trastos viejos a distintas casas de empeño y compra venta. Todo. "Son chapados a la antigua", decía Helena, mientras que Marianita preguntaba con voz fina: -ma, ¿qué es chapado?-... - Salí Mariana, no tengo tiempo ni de contestarte una pavada... andá, salí afuera que acá está el gato-.
Pronto se dieron cuenta que no restaba nada. Nada más que el gato. - Él también es blanco y negro. Antiguo como todo lo de este lugar. Llevalo-, dijo José. De pronto Florentino se encontró viajando en un Rastrojero por distintos calles de la ciudad, hasta llegar hasta acá. Y no recuerda más.

Un par de años después me encuentro con algunas huellitas, que parecían de gato, en los muebles imitación Louis XV que poblaban mi local de compra venta. Eran tímidas, pero eran huellas. A veces aparecían hechas en barro, otras en arena y otras con el polvillo del maíz que caía de uno de los camiones cargados que estacionaba frente al cambalache durante el fin de semana. Alguna que otra vez me encontré con una pluma... colibríes se ve, eran sus favoritos; aunque con los primeros calores era recurrente encontrar de gorriones, familiares de aquellos que acampaban en el árbol del bulevar.
Pero una noche mi intriga fue mucha. Y si bien dicen que la curiosidad mató al gato, aquí mi curiosidad sólo iba a hacer que lo descubra. Y así fue. Adentro la humedad de los últimos días hacían más notoria su presencia. Estaba segura, tenía que estar acá. Afuera, la lluvia caía, como aquella noche que él pasó en su cajita, sus primeros miedos y hambrunas (creo que además de primeras, fueron las últimas). Los relámpagos enmarcaban los muebles en el ventanal enorme que mi local tenía por vidriera. Y lo vi. Blanco y negro, viejo como casi todos los muebles que traen por acá, sucio y polvoriento, como ellos también. Me acerqué, me miró y pasamos la noche contándonos nuestras vidas. Me contó de todo y de todos. De las no tan afortunadas vidas que tuvieron el y su madre (yo le decía que habían tenido bastante suerte para acabar como acabaron siendo gatos, cosa poco fácil de ser por estos días), de su papá, de los hijos que nunca tuvo y nunca quiso tener. El siempre fue feliz como fue. Libre y de cara al sol. Ignorado, como un mueble, hasta el día del Rastrojero.
Me fui a dormir. Salto de mi cama al rededor de las once de la mañana. Me dormí, lo admito. Pero después de tremenda noche no creo que haya muchas solteronas queriendo redecorar. Preparo mi café, negro y humeante, pero dulce y espeso como siempre. Salgo al pasillo de camino al local... me acerco a mi amigo. El, ya de madera, se ha convertido al fin en lo que todos creían: un mueble.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Fin

Últimamente (este año y el pasado) se han muerto personas por las que se me ha derramado una lagrimita o se me ha hecho un nudo en la garganta. Como todavía conservo un "¿por qué?" infantil, me hice esa pregunta luego de enterarme de la noticia y reaccionar con tristeza. ¿Por qué me siento así?
Me contesté que uno llora o se entristece cuando alguien muere, porque ese alguien nos miró alguna vez con ojos de verdad. Nos habló de frente y con alguna enseñanza a cuestas. Nos dijo algo o compartió algo con nosotros que aún podemos escuchar con claridad.
Así me pasó con el papá de una amiga. Si todavía tengo el gusto de un vinito que compartimos en una mesa. El del helado con wisky que nos hizo probar. Sus ojos celestes y profundos, siempre con una palabra seca y madura de experiencia "a lo Osvaldo".
También con el mecánico amigo de mi viejo, que a su vez cumplía el sexto día de abril, como yo. Siempre con  eternas promesas de un asado para ese día especial para ambos. Ojos entre verdes y grises, dependiendo de la luz del día. Alguna anécdota (siempre había una anécdota volando), que se unía a la pregunta de "¿está el auto Darío?".
Y hoy con una "seño" de francés. Mi seño Elena, de tercer grado. Especial porque es una de las que más recuerdo de mi paso por el idioma en la primaria. Quién nos hizo cantar una y mil veces "sur le toit de la maison, jouons du violon...", su voz fuerte que llegaba hasta el último de la última fila. Sus rulos marrones, que combinaban con su piel. Su sonrisa, extremadamente grande y blanca.

Simplemente es eso. Ni lazos familiares, ni de amistad, ni sociales. Cuando pienso en las lágrimas de los que lloramos a alguien que se va en un cajón, pienso en los recuerdos. En sus miradas. En sus palabras.
Lazos que van más allá de un título.

lunes, 27 de agosto de 2012

Pensée profonde nº 1

Terminé hace un tiempo Notre-Dame, y si bien quedaron cosas muy jugosas para compartir, las dejo en el tintero para que les queden ganitas de leerlo ustedes. Final apasionante (como buen  romántico francés), se los dejo en la lista de "libros que voy a leer" (aquí ustedes agregarán: cuando tenga tiempo, cuando tenga ganas, cuando esté aburrido, cuando, cuando...).
Voy a compartir ahora (también en francés -y tratando de traducir lo mejor posible al español-) del libro L'élégance du Herisson (La elegancia del erizo),que también tiene película, para aquellos que son más perezosos para la lectura.

Para que les queden ganas de leer, uno de los primeros fragmentos:

Poursuivre les étoiles
Dans le bocal à poissons

Rouges finir
 Apparemment, de temps en temps, les adultes prennent le temps de s'asseoir et de contempler le désastre qu'est leur vie. Alors ils se lamenten sans comprendre et, comme des mouches qui se cognent toujours à la même vitre, ils s'agitent, ils souffrent, ils dépérissent, ils dépriment et ils s'interrogent sur l'engrenage qui les a conduits là où ils ne voulaient pas aller. Les plus intelligents en font même une réligion: ah, la méprisable vacuité de l'existence bourgeoise! Il y a des cyniques dans ce genre qui dînent à la table de papa: « Que sont nos rêves de jeunesse devenus? » demandent-ils d'un air désabusé et satisfait. « Ils se sont envolés et la vie est une chienne. » Je déteste cette fausse lucidité de la maturité.

Persigue las estrellas
en una pecera
rojo terminar

Aparentemente, algunas veces, los adultos se toman el tiempo de sentarse y contemplar el desastre que es su vida. Entonces se lamentan sin comprender y, como moscas que se golpean siempre en el mismo vidrio, se agitan, sufren, se marchitan, se deprimen y se interrogan por el engranaje que los condujo allí donde ellos no querían ir. Los más inteligentes hacen una religión: ¡ah! ¡La despreciable vacuidad de la existencia burguesa! Hay cínicos en este género que cenan en la mesa de papá: "¿Qué son nuestros sueños de juventud?", preguntan con un aire desilusionado y satisfecho. "Ellos se volaron y la vida es una perra". Detesto esa falsa lucidez de la madurez.

(Paloma en) Barbery, Muriel, L'élégance du Hérisson.


sábado, 11 de agosto de 2012

Cada ciudad


Gualeguaychú es como mi ciudad, pero con nombres de calles distintas a las de ésta. Su cielo es igual al nuestro, el aire también, al río no lo vi hoy pero en otras ocasiones sí, y puedo afirmar que, unos cuántos kilómetros de erosión de por medio, es el mismo. Sus aguas son las mismas. 
Al frente de donde me bajo del colectivo en Gualeguaychú veo un cartel grande, viejo pero que no pierde vigencia: "el 29 de abril, todos al puente", reza. Además, la gente te mira como viendo tu entrerraneidad, pero admitiendo que no sos gueleguaychuense, o al menos no sos del barrio. Calles con nombre de provincias argentinas: por un momento estoy entre viñedos en San Juan, al rato ya me siento más cerca de casa: Santa Fé. 
El viernes caluroso de agosto sigue su rumbo de ciudad del interior, los chicos salen de la escuela más rápido de lo habitual, sus rostros son más felices, o al menos simulan serlo, a las cinco y pico de la tarde. Los autos retumbando pasan sin cesar uno al lado del otro... "ya es viernes", me digo, "como en Concepción*". Más adelante, un cartel escrito a mano y con tizas, como los que me gustan a mi en los almacenes, dice "dulce casero, rico rico" y la sonrisa del septuagenario almacenero así me lo hacen creer. Almacén de barrio, bien entrerriano, con la yerba mate de colores a la vista de todos.
Los grandes ausentes son las publicidades políticas (hace rato dejé de creer que son propagandas). "Ya van a estar", me digo "acá y en Uruguay*". 
Las calles muestran la misma falta de color que en toda la provincia, supongo. Al menos así están allá, en mi ciudad, grises. Y me imagino todo con dos tonos de colores más brillantes que los que me muestran. Rojo, azul y amarillo. Verdes, naranjas y violetas. Limones, mandarinas y manzanas. Falta color, falta la lluvia.
Paseando por el centro, me pregunto dónde estará la plaza, como en nuestro "centro". Aquí el comercio se ha separado de la ley, la iglesia y los estamentos municipales. Supongo que en Concepción también, sólo que se disimula mejor. Tal vez, ya estén separados hace años, y nadie lo ha notado. Yo no lo he notado.
Las jugueterías, pilcherías, zapaterías y hasta heladerías anuncian "Agosto, el mes del niño". Me pregunto cuándo será el día en que, allá y acá, los parques y parquecitos digan "este es el año del niño". Tal vez ni siquiera un año. Un mes, como el que se han tomado ahora para que papá y mamá tengan dinero para comprar muñecas que rozan los mil pesos.
Miro hacia arriba: gris. Miro hacia abajo: gris.
Aquí, en Gualeguaychú, las señoras paquetas se ponen sus mejores ropas beige y marrones y sus mejores pinturas para ir a tomar un café con sus amigas, al café céntrico. En Concecpión también. Por la esquina pasa un perro flaco, apurado como todo el resto de la gente que no ve la llegada del fin de semana. De su muerte... tal vez si lo viéramos así, no correríamos tanto y miraríamos a los perros flacos, en busca de un poco de comida, que ven la llegada de su muerte. En Uruguay también. Supongo que ver cochecitos con mamás empujándolos nos hace tener esperanzas. Y pienso en la única bebé gualeguaychuense que conozco, y que aún no conozco. Supongo que viendo a otro crecer, a uno no le interesa tanto su muerte. Y acelero el paso, para que no me pise una señora que viene en auto. 
Como allá en Concepción.
Me voy. A paso lento. A uno la ciudad que lo alberga por unas horas es como que no lo deja ir. Sin embargo tengo a Uruguay tirándo para que vuelva. La noche es oscura, me subo al colectivo. Después de pagar, se pone oscuro también. Sin embargo el reflejo anaranjado ilumina un poco las nubes, haciéndo un techo más que extraordinario. Un techo. ¿Las ciudades han hecho nuestro techo? 
La ruta, la única luz de los faroles. La única música, la murga canción uruguaya:
"Lugareños temen evacuar, 
bucaneros salen a robar, 
forasteros vienen a mirar, 
paraderos por averiguar."

Me río. Trato de ver aunque sea la llegada a casa de esa manera. No puedo. Es mi casa. La he visto una y mil veces, así, con ganas de verla. Semáforos y ciervos. Árboles y autos. Me los conozco. Lo sé.
Perros flacos. Autos retumbando. "El mes del niño". Gris. Al final, la veo así. Siempre la veo así.
Hola Concepción, hola Uruguay. No sé como nombrarte y aún así te extraño.

*) "Concepción" y "Uruguay" hace referencia a como llamamos a Concepción del Urguay nosotros, sus propios ciudadanos.



martes, 7 de agosto de 2012

Sí, era feliz

" «Oui, j'étais heureux, je croyais l'être, du moins. J'étais pur, j'avais l'âme pleine d'une clarté limpide. Pas de tête qui s'élevat plus frière et plus radieuse que la mienne. Les docteurs me consultaient sur la doctrine. Oui, la science était tout pour moi. C'était une sœur, et une sœur me suffisait. Ce n'est pas qu'avec l'âge il ne me fût venu d'autres idées. Mais le jeûne, la prière, l'étude, les macerations du cloître, avaient refait l'âme maîtresse du corps. D'ailleurs, je n'avais qu'à ouvrir un livre pour que toutes les fumées de mon cerveau s'évanouissent devant la splendeur de la science. En peu de minutes, je sentais fuir au loin les choses épaisses de la terre, et je me retrouvais calme, ébloui et serein en présence du rayonnement trinquille de la verité éternelle. -Écoute. Un jour... »
   Ici, le prêtre s'arrêta, et la prisonnière entendit sortir de sa poitrine des soupirs qui faissaient un bruit de râle et d'arrechement.
   Il reprit : ..."


"Sí, era feliz o, al memos, creía serlo. Era puro, tenía mi alma estaba llena de una claridad transparente. No había una cabeza que se elevara más orgullosa y radiante que la mia. Los doctores me consultaban sobre la doctrina. Sí, la ciencia era toda para mi. Era una hermana y me satisfacía. Y no es que con el tiempo me haya venido otras ideas. Pero el ayuno, la oración, el estudio, las maceraciones del claustro habían permitido que el alma sea la maestra del cuerpo. Además, me bastaba con abrir un libro para que todos los vapores de mi cerebro se desvanecieran ante el esplendor de la ciencia. A los pocos minutos, sentía cómo se iban alejando las cosas espesas del mundo y me encontraba tranquilo, deslumbrado y sereno en presencia del resplandor de la eterna verdad. Escúcha, un día..."
Aquí el clérigo se detuvo y la prisionera oyó surgir de su pecho sollozos que producían estertores desgarradores.
El sacerdote prosiguió.

Victor Hugo, "Lasciate ogni speranza"; Notre-Dame de Paris.


lunes, 6 de agosto de 2012

Au Moyen Âge

"Au Moyen Âge, quand un édifice était complet, il y en avait presque autant dans la terre que dehors. Amoins d'être bâtis sur pilotis, comme Notre-Dame, un palais, une forteresse, une église avaient toujours une double fond. Dans les cathédrales, c'était en quelque sorte une cathédrale souterraine, basse, obscure, mystérieuse, aveugle et muette, sous la nef supérieur qui regorgeait de lumière et retentissait d'orgues et de cloches jour et nuit; quelque fois c'était un sépulcre. Dans les palais, dans les bastilles, c'était une prison, quelque fois aussi un sépulcre, quelque fois les deux ensemble."

"En la Edad Media, cuando un edificio estaba completo, había casi tanto en la tierra que afuera. Salvo los que estaban construidos sobre pilotes, como Nuestra Señora, un palacio, una fortaleza, una iglesia, tenían siempre un doble fondo. En las catedrales, había una especie de catedral subterránea, baja, obscura, misteriosa, ciega y muda, bajo la nave superior que rebosaba de luz y resonante de órganos y de campanas día y noche; algunas veces era un sepulcro. En los palacios, en las bastillas, era una prisión, algunas veces también un sepulcro, algunas veces las dos a la vez".

Victor Hugo, "Lasciate ogni speranza"; Notre-Dame de Paris.

sábado, 4 de agosto de 2012

Tiempo

"Dale, decidite ya: ¿¡el fideo o los ñoquis!?", "Dale Juancito, terminá rápido el ejercicio"; "¡¿Vas conmigo o te quedás con la abuela?! Decidite, ¡no tengo todo el día!"... Son algunas de las frases que son comunes de escuchar en ambientes donde hayan niños: en la escuela, en casa, en la casa de amigos...
El tiempo está matando la niñez, estamos apurando a lo pibes en el momento de la vida en el que tendría que ser todo lo contrario, culpa de nuestra falta de tiempo crónica.
Espero acordarme de mis palabras cada vez que entre al aula, si alguna vez tengo hijos, cuando juego mi rol de tía y siempre que me cruce a un nene en la calle.

viernes, 3 de agosto de 2012

Donde una Argentina, le gana a otra Argentina

Creo firmemente que es así. Somos así.
Esta es la primera vez que veo a una propaganda de TyCSports íntegra, completa, sin requechos por los que se escapan pavadas y simplismos (generalmente de porteños).
Así somos. A veces, una mierda. Algunos, una mierda. Y acá lo reflejan. Para resaltar: las actuaciones de los tipos que hablan, suenan muy reales.


miércoles, 1 de agosto de 2012

Accidente

En una ciudad chica como la mía (o un pueblo grande, como solemos decir los uruguayenses), un acontecimiento como un choque en una esquina es menudo regalo para la quietud rutinaria.
Ver dos autos mal estacionados en una intersección, con un tipo de azul al lado escribiendo algo en una libretita, es señal para que muchos se queden mirando un rato.
Todos, sobre todo los mayores que tendrán el acontecimiento del día para contar a parientes y amigos. Como mi abuela, que creo desde hace un tiempo escucha la radio sólo para hacer un catálogo de las catástrofes, robos, homicidios, para contar solamente el más sangriento y que amerite la mayor cara de estupor posible de parte nuestra, cuando nos sentamos con unos mates.
El choque o accidente, leve o no, hace que autos y motos bajen su velocidad media de 40 a unos 10, 15 km/h al llegar al lugar, que las bicicletas pedaleen más despacito, que los transeúntes hagan menos pasos y no manden mensajes de texto al caminar. Que los bustos que van en el colectivo, de repente rompan su quietud y miren para el costado y que el colectivero baje un cambio en la palanca enorme que toca todo el día.
La colisión hace que, en mi ciudad, en un radio de 30, 35 metros a la redonda del mismo todo ande un poco más despacio, hace que todos miremos un poco al otro, al pobre desgraciado que va a tener una mañana fuera de la rutina a causa de no pisar el freno cuando correspondía.

lunes, 30 de julio de 2012

Le moyen âge.

"Le peuple, au moyen âge surtout, est dans la société ce qu'est l'enfant dans la famille. Tant qu'il reste dans cet état d'ignorance première, de minorité morale et intellectuelle, on peut dire de lui comme de l'enfant: 
Cet âge est sans pitié."

El pueblo, en la Edad Media sobe todo, es en la sociedad lo que el niño en la familia. Mientras permanece en ese estado de ignorancia primaria, de inmadurez moral e intelectual, podremos decir de él como del niño:
esta edad no tiene piedad.

Victor Hugo, Notre-Dame de Paris; Livre sixième, c. IV "Une larme pour une goutte d'eau".

sábado, 28 de julio de 2012

Notre-Dame morte.

"A tel piont que pour ceux qui savent que Quasimodo a existé, Notre-Dame est aujourd'hui déserte, inanimée, morte. On sent qu'il y a quelque chose de disparu. Ce corps immense est vide; c'est un squelette; l'esprit l'a quitté, on en voit la place, et voilá tout. C'est comme un crâne où il y a encore des trous pour les yeux, mais plus de regard"


A tal punto que para aquellos que saben que Quasimodo ha existido, Notre-Dame está hoy desierta, inanimada, muerta. Se siente que hay algo que ha desaparecido. Ese cuerpo inmenso está vacío; es un esqueleto; el espíritu la ha dejado y lo que vemos es el hueco y nada más. Es como una calavera en donde se ven las cuencas de los ojos pero sin mirada.

Victor Hugo, "Notre-Dame de Paris"; Livre quatrième, c. III. "Immanis pecoris custos, immanior ipse".

viernes, 27 de julio de 2012

Quasimodo.

Quasiomodo et la cathédrale:

"Et la cathédrale ne lui était pas seulement la société, mais encore l'univers, mais encore toute la nature. Il ne rêvait pas d'autres espaliers que les vitraux toujours en fleur, d'autre ombrage que celui de ces feuillages de pierre qui s'épanouissent chargés d'oiseaux dans la touffe des chapiteaux saxons, d'autres montagnes que les tours colossales de l'église, d'autre océan que Paris qui bruissait á leurs pieds. Ce qu'il aimait avant tout dans l'édifice maternelle, ce qui réveillait son âme et lui faisait ouvrir ses pauvres ailes qu'elle tenait si misérablement remployées dans sa caverne, ce qui le rendait parfois heureux, c'étaient les cloches. Il les aimait, les caressait, leur parlait, les comprenait. (...) C'étaient pourtant ces mêmes cloches qui l'avaient rendu sourd, mais les mères aiment souvent le mieux l'enfant qui les a faites le plus souffrir."

"Y la catedral no era solamente la sociedad, sino también el universo, sino también toda la naturaleza. El no soñaba con otras espalderas que no sean los vitrales siempre en flor, con otra sombra que no sea aquella de esos follajes de piedra que florecen cargadas de pájaros en las matas de los capiteles sajones, con otras montañas que no sean las torres colosales de la iglesia, con otro océano que no sea París susurrando a sus pies. Lo que el amaba ante todo en el edificio maternal, lo que despertaba su alma y le hacía abrir sus pobres alas que ella tenía miserablemente reutilizadas en su caverna, lo que lo volvía a veces feliz, eran las campanas. El las amaba, las mimaba, les hablaba, las comprendía. (...) Sin embargo, eran las que le habían vuelto sordo, pero las madres quieren con frecuencia más a aquel hijo que mas les hace sufrir."

Victor Hugo, "Notre-Dame de Paris"; Livre quatrième, c. III. "Immanis pecoris custos, immanior ipse", 

jueves, 26 de julio de 2012

"Oh! L'amour!"

La Esmeralda et Gringoire:

"Savez-vous ce que c'est l'amitié? demanda-t-il.
- Oui, répondit l'Egyptienne. C'est être frère et sœur, deux âmes qui se touchent sans se confondre, les deux doigts de la main.
- Et l'amour? Poursuivit Gringoire.
- Oh! L'amour! dit-elle, et sa voix tremblait, et son œil rayonnait. C'est être deux et n'être qu'un. Un homme et une femme qui se fondent en un ange. C'est le ciel".

"¿Sabe usted qué es la amistad? demandó.
- Sí, respondió la egipcia. Es ser hermano y hermana, dos almas que se tocan sin confundirse, los dos dedos de la mano.
- ¿Y el amor? Prosiguió Gringoire.
- ¡Ah!¡El amor! dijo ella, y su voz tembló, y su mirada resplandeció. Es ser dos y no ser más que uno. Un hombre y una mujer que se funden en un ángel. Es el cielo"

Victor Hugo, Notre-Dame de Paris, Cap. VII: "Une nuit de noces".

martes, 17 de julio de 2012

Gym.

Creo que nunca voy a aceptar la idea de ir a un gimnasio. Música caribeña y reggaeton todo el tiempo, chicas con las calsitas apretadas y colas paradas. Y las otras, las gorditas, que miran al frente y se mueven como si fueran diosas, y te miran como diciendo: "¿recién venís a un gimnasio? Mirate lo gorda que estás".
Además, el instructor/a, dándote órdenes... no lo soporto. Me hace acordar a las épocas de cuando era chica e iba a básquet y el entrenador era un completo pelotudo, ordenándote qué hacer, cómo y cuándo.

Todo desde mis más completo desconocimiento y prejuicio de un gimnasio, ya que nunca fui a uno.
He dicho

lunes, 2 de julio de 2012

Parciales.

Nunca voy a entender por qué todos los profesores se antojan de pedir parciales para casi las mismas fechas, antes de las vacaciones, obviamente... y por qué nosotros, los estudiantes, les seguimos la corriente.

Pero acá estamos, así que: ¡Feliz primera semana de julio (y última de parciales universitarios) para todos!

martes, 26 de junio de 2012

All you need...

Venía en bicicleta, por una bajadita de esas que te hacen pedalear más despacio, el día estaba despejado y con un sol radiante que me daba de lleno en la cara, y empieza a sonar en mis auriculares All you need is love, de los Beatles. De repente me olvidé que esa mañana me había tenido que levantar más temprano que de costumbre a terminar de repasar para un examen, que venía cansada porque había tenido que dar clases, que tenía poca plata en mi billetera... y fui feliz

lunes, 25 de junio de 2012

229

Son los años que cumple hoy, 25 de junio, mi ciudad: Concepción del Uruguay, Entre Ríos.

De preocuparnos por pavadas, como que el 80% de los argentinos piensen que somos uruguayos, a la ciudad estudiantil de la región por excelencia... Cdelu, Uruguay, Concepción, como le llamamos cariñosamente los uruguayenses, tiene de todo. Y también le falta de todo.
Pero uno ama a su ciudad, aunque se niegue a creerlo o decirlo. Por eso, me quedo con una última estrofa de una retirada de la murga Agarrate Catalina, para expresar mejor qué es lo que siento por mi hermosa ciudad.


Para volver hasta la cuadra de mi barrio y a tu puerta
para volver a tu rincón y mi rincón en el planeta
porque me diste la vida, soy de tu vida un retazo
tierra de todos mis días, quiero morir en tus brazos.


miércoles, 20 de junio de 2012

Pies.

Cosas que me encantan y que tienen relación con mis pies:
amo arreglarme las uñas en verano y que se vean lindas, pintarlas, y cortarlas bien cortitas y limarlas en invierno.
Amo la sensación que me queda en los pies después de bañarme, frescos y secos, y ponerme la media seca también.
Amo llevar el pie a las partes más frías de la cama, cuando me despierto a la mañana y estoy calentita bajo las cobijas.
Amo tocar la arena con los pies, y el agua de río cuando voy a la playa.
Amo andar en pata por los pisos recién lavados, por el pasto recién cortado en verano y por los charquitos de agua en un día de lluvia.
Todas sensaciones que no tengo con las manos. Cosa e' mandinga...

jueves, 14 de junio de 2012

Humedad.

Mamá habla de la humedad como si fuera un ente vivo con patas y manos:
"Cerrá la puerta que se entra la humedad", "cerrá la ventana así no se entra la humedad de afuera..."


domingo, 10 de junio de 2012

¿Y si los próceres usaran Facebook?

Mi sobrino nos llamó a mi y a Mario a la compu para mostrarnos este video. Si así no lográs que los pibes terminen el secundario sabiendo mínimamente qué pasó el 25 de mayo de 1810...


  (Proyecto hecho por los alumnos de un 1º polimodal en una escuela de Neuquén).

jueves, 7 de junio de 2012

Periodista.

Me quedo con una texto que compartió Aco, periodista de mi ciudad, en mi muro de Facebook, a colación de mi saludo por la fecha (para los despistados, 7 de junio, día del periodista). Dedico este post a mi periodista preferida, a quién nunca la he visto en otra actitud que no sea la de preguntar y preguntar. Porque la quiero y admiro, ¡Feliz día Sabina! (Esto es para que de paso veas que, bien usado, Facebook tiene sus cosas también ;)
Fíjense que está pensado para la sociedad de principios de siglo pasado... y no ha perdido vigencia, aún pasada ya la primera década de este.
 “El periodista pertenece a una especie de casta paria que la sociedad juzga siempre de acuerdo con el comportamiento de sus miembros moralmente peores. (…) No todo el mundo se da cuenta de que, aunque producida en circunstancias muy distintas, una obra periodística realmente buena exige al menos tanto espíritu como cualquier otra obra intelectual, sobre todo si se piensa que hay que realizarla con prisa, por encargo y para que surta efectos inmediatos. Como lo que se recuerda es, naturalmente, la obra periodística irresponsable, a causa de sus funestas consecuencias, pocas gentes saben apreciar que la responsabilidad del periodista es mucho mayor que la del sabio y que, por término medio, el sentido de la responsabilidad del periodista honrado en nada le cede al de cualquier otro intelectual. (…) Para todos los Estados modernos, parece válida la afirmación de que el trabajador del periodismo tiene cada vez menos influencia política, en tanto que el magnate capitalista de la prensa tiene cada vez más. (…) Lo asombroso no es que haya muchos periodistas humanamente descarriados o despreciables, sino que, pese a todo, se encuentre entre ellos un número mucho mayor de lo que la gente cree de hombres valiosos y realmente auténticos”.
Max Weber, en "El político y el científico", conferencias de 1910.

miércoles, 6 de junio de 2012

El Astronauta.

Situación: sala de espera de la dentista. Una mamá y su hija trataban de pasar el tiempo con una revista (más la hija que la mamá que ya no sabía como disimular su cara de tuje, por la espera seguramente más larga de lo que pensaba). Hacían una especie de "Juego de memoria", repasando los nombres de personajes de historietas argentinas, para que después la nena dijera los nombres correctamente a la pregunta de su mamá.

Yo escuchaba:
"-Y este?
- ¡Patoruzito!
- Y este?
- ¡Mafalda!
- Y este?
- ¡Anteojito!

ETERNAUTA
- Y este?
- ¡Astronauta!"


¿Astronauta? Eché una mirada a la hoja y no era más que el pobre:
Al día de la fecha, uno de los personajes más manoseados del dibujo argentino...

miércoles, 30 de mayo de 2012

Alto pelo.

(Antes que nada, para los que no son de Concepción del Uruguay, advierto que el siguiente post está fundamentado en la histeria y locura que hay en estos días por esta ciudad, a causa de los que muchos llaman "inseguridad". Y, además, para los que no me conocen sepan que tengo el pelo hasta la cintura).

Llego a mi casa y mi vieja me dice, antes de saludarme:

- ¡Andá con cuidado por la calle! Atate el pelo, mirá que a una gurisa la agarraron entre tres y le cortaron el pelo.

No pude no acordarme de Mario imitando al periodista de TN, que cuando presenta en el noticiero un robo un tanto bizarro, dice: "¿ Qué más se van a robar?"
Y de reírme un poco de la situación que está viviendo mi hermosa ciudad por estos días, donde lamentablemente en lo que va del año han matado a dos comerciantes y donde la mayoría de sus habitantes ven delitos por doquier, se escandalizan y piden mano dura (y cuando digo dura, digo: gendarmería y el ejército en las calles, entrar a matar a todos en ciertos barrios "mal", pena de muerte y demás). Creo que me río, para no llorar.

martes, 29 de mayo de 2012

Pena moderna

Con los chicos de francés jugamos al ahorcado para repasar para el examen. El más chiquito, Thomás, dijo:
"Cuando jugamos a esto en la escuela con mis compañeros, en vez de ir dibujando la horca, dibujamos una silla eléctrica".

Me imaginé el juego algo así


Thelma & Louise.

En el rango de las películas que encuentro en la tele y no puedo no parar a verlas y que hasta alquilaría.
Fito, más adelante, se encargaría de contar sus vidas en una hermosa canción.

lunes, 28 de mayo de 2012

Helmintofobia

No sé si da para fobia, propiamente dicha, con sus consecuencias sobre la salud que tienden a tener las fobias (falta de aire, opresión en el pecho, temblores, etcétera), pero sí para fobia, con el diccionario en la mano ("aversión obsesiva a alguien o a algo; temor irracional compulsivo"), es lo que tengo con los gusanos. Todos ellos, sobre todo los más chiquitos, los de las frutas. Esos amarillos con extremidades negras, que me dan tanto asco. Y también las orugas, aunque los Toritos me caen requete simpáticos.
Con el resto de los insectos, ni un drama (salvo las babosas, que también me dan asco, pero no al punto de querer matarlas con sal). Cucarachas, arañas, hormigas y demás. Soy su defensora número 1 cuando alguien los ve y dice: "matalo, matalo, matalo, ¡MATAAAAAAAAAAAAALOOOOOOOOOO!"  (sobre todo teniendo en cuenta que paso el mayor tiempo de mi día con mujeres y sabemos que las chicas son por ahí más impresionables que los chicos). Los espanto, los toco con un palito para que se vayan, salvándoles su vida. Los pobres...

Pero repito, nada me da más asco y ganas de salir corriendo hacia la otra punta cuando veo algo similar a esto:

De hecho hoy encontré uno arrastrándose por la mesada de la cocina, lo miré de reojo mientras lavaba la misma, lo esquivé y me fui. Volví hace un rato y había muerto, lo junté con un cuchillo y lo hice irse por el desagüe. Desestimé las ideas de mis viejos que decían: ¡no seas cagona y agarralo con una servilleta!

domingo, 27 de mayo de 2012

Los cinco dedos de la evolución.

Amo este tipo de explicaciones. Hacete un té y además de tomartelo, tomate 5 minutos para ver el video.


Pañales ¿hay una alternativa ecológica?

Así tituló Américo Schvartzman (periodista de Concepción del Uruguay) a mi nota sobre pañales ecológicos que escribí para la primera edición de la vuelta al papel del otrora semanario El Miércoles, ahora mensuario.
También le dio la bajada a la misma. Acá va la nota completa.

Casi todo lo que hay en el mercado tiene una alternativa verde. ¿Y los pañales descartables, tan simpáticos pero tan contaminantes? Parece que sí, que también hay. No se sabe el nombre del inventor: se llaman "pañales de tela". Hmmm, ¿eso no es medio asqueroso? Puede ser, pero esta nota permitirá evacuar tus dudas (cuac).

Hoy se conoce una alternativa ecológica para casi todo lo existente en el mercado: envases, paquetes, comidas, medios de transporte, vestimenta y demás. Si bien algunas de ellas no están bien difundidas y no son conocidas de forma masiva, ni bien abrimos una red social o una página de internet es posible que nos topemos con una de estas propuestas verdes. Así fue que un día me reencontré con los pañales de tela. Digo reencontré porque los usé cuando era bebé y no son algo novedoso para mí. Sin embargo me llamó la atención un artículo sobre las ventajas de los pañales de tela y no pude no leerlo porque me parecían cosa del pasado, pensaba que ya nadie los usaba, pensaba en lo asqueroso del asunto, pensaba en muchas cosas y por eso quise evacuar las dudas.
Me encontré con algo sumamente contaminante en lo que no había recalado antes, como sí lo hice en botellas de plástico, bolsas de polietileno y demás. Algo que no se degrada sino hasta dentro de 200 a 500 años, con suerte, y algo que es sumamente costoso para el bolsillo de los papás.
Calculando que un niño usa de cinco a seis pañales por día, por dos años y medio que es el promedio de tiempo en el que utilizan pañal, tendremos una suma de aproximadamente 5500 pañales tirados a la basura, acumulándose por años y años, a través de dos siglos como mínimo. Si pensamos en ese tiempo nos daremos cuenta que siquiera el primer pañal desechable utilizado por un ser humano ha desaparecido. Y de ahí en adelante traten al menos de imaginar las toneladas de pañales que hay ahora acumulados en basurales. Trate de no pensar, si ha tenido hijos, en el costo (por su salud, más que nada). Para nombrar un caso concreto en el que esa cantidad que imaginaron se convirtió en un problema ya hace tiempo, en el Reino Unido algunos municipios subvencionan el costo de los pañales de tela para ahorrarse el gasto de tratamiento de la basura producida por los desechables.
Los detractores de los pañales de tela argumentan que estos contaminan tanto o igual que los de plástico y celulosa, o sea, los descartables. ¿Cómo? Con la cantidad de agua que se usa para lavarlos, la electricidad que se gasta con el lavarropas, el centrifugado de las prendas y, en épocas invernales, en las estufas para apurar el secado, con los jabones y suavizantes que se van por las cañerías directo al río, en la producción del algodón y demás. Los defensores, además de reírse de estas acusaciones, tachan todas y cada una de estas cuestiones de la lista.
Los pañales descartables, desde antes de su manufacturación hasta su deposición final, tienen una contra importante e imposible de sortear para el usuario: es imposible controlar si los materiales son contaminantes, si se los hace sin contaminar, si se usan sin contaminar, si se tiran sin contaminar. El comprador del pañal no sabe mucho de él hasta el momento en que lo usa y, aún así, tampoco tiene muchas certezas sobre la procedencia del plástico cobertor, de las cintas autoadhesivas con que se lo ajusta a la cola del bebé, los geles ultra absorbentes que están en contacto con la piel del bebé. Estas cuestiones relacionadas a la contaminación o energía utilizada en su extracción y producción y, tal vez mucho más importante e inquietante para los papás, la salud del niño. No se sabe certeramente qué efectos causan alargo plazo estos geles y los materiales de los pañales desechables.
Más allá de esto, lo concreto es que con los de tela uno controla el impacto ecológico que causa con la ayuda de los fabricantes de  estos pañales, ya que los avances tecnológicos en la industria textil les permite hacerlos de telas súper absorbentes y suaves, impermeables, fáciles de limpiar y duraderas. Todo en un pañal, no como los antiguos chiripá o pañales de tela con bombacha de goma. La limpieza es fácil y con elementos naturales y tan comunes como vinagre blanco para combatir los malos olores, por ejemplo, y la recomendación de los fabricantes de lavar con poco jabón y suavizante. Además, con los lavados se va ganando en absorción del pañal ya que los insertos o interiores de los mismos son de algodón… suave, fresco y absorbente algodón.
Si hay alguna mamá o papá entre los lectores se preguntarán (o rezongarán) con esto del lavado. Si no lo han hecho antes probablemente les de asco el solo pensar en limpiar, además de la cola del bebé, su pañal, acción que solucionaba fácilmente el pañal desechable. Se cierra y se tira y chau caca. ¿En qué tiempo, en qué momento del día y cómo lavo estos pañales? En internet hay muchos blogs de mamás y papás trabajadores de tiempo completo que los usan en sus niños, contando sus experiencias y sus tiempos, aconsejando a otros futuros padres y dando soluciones. Los lavados se pueden hacer tranquilamente en lavarropas automático o semi automático. A mano, ni apenas lo deja de usar el bebé, restregando apenas un poco, ya que, como dijimos anteriormente, las telas son fáciles de limpiar y no quedan manchadas. Las alternativas son varias, sólo hacen falta las ganas y las intenciones de los mayores para hacer más ecológico el paso de su hijo por los pañales.
Por último dejo una razón que muchos pondrán como primera en la lista de ventajas: el costo. Muchos de estos pañales de tela se consiguen en internet por un precio más que razonable comparados con los descartables. Analicemos punto por punto: suponiendo el precio más que económico e irreal de un peso por pañal descartable, eso nos daría una suma de cinco mil pesos de gasto en pañal en los dos años y medio de uso de pañales de su bebé. Se estima que la cantidad de pañales reutilizables que un bebé necesitará en esos dos años y medio, para que los papás no tengan el contratiempo de no tenerlos limpios a tiempo para usar, es de 18 a 20 pañales, aproximadamente. Un pack de ese tipo oscila entre los mil quinientos y dos mil pesos de inversión inicial, que se puede hacer en muchos casos, en cuotas.
Siempre me queda dando vueltas en la cabeza la frase de una amiga, flamante mamá de un bebé de seis meses, respecto al tema: “nadie dijo que fuera fácil, acá lo importante no es que sea práctico, sino que sea bueno”. Ella lava y reutiliza los 18 pañales que su hijo va a usar hasta que controle sus ganas de hacer pis y caca. Ella controla esa cantidad de basura que no tiran a partir del día en que, con el papá del bebé, decidieron comprar los pañales de tela que una cordobesa hace en su taller. Ella sabe qué pone en contacto con la piel de su bebé, cuánto pis hace su bebé, lo fresco que está él con la tela en contacto de su colita. Porque, si vos usás calzoncillo y bombacha de tela, ¿por qué ponés plástico y gel en la ropa interior de tu hijo?

sábado, 26 de mayo de 2012

Preguntas y asombros

En una sola noche, mi prima de 15 años y medio, tiró dos frases:
"El otro día nos contaron en la escuela que el mundo empezó de una estrella" y "¿Qué es un país federal?"

Está a dos años y medio de terminar la escuela media...

domingo, 20 de mayo de 2012

¡Cómo llueve...!

La tarea con los chicos de la Alianza era aprender a decir cómo estaba el tiempo. Quel temp fait-il?
Se me ocurrió llevarles estos audios en el celu, les calcé los auriculares uno por uno y los hice escuchar.
"¡Parece que llueve acá seño!", "¡qué relajante es esto!" y "guauuu!", fueron algunas de las cosas que dijeron una vez que empezaban a escuchar.
Al menos sé que si van a Francia alguna vez, tendrán una charla fluida con los taxistas...

 

viernes, 11 de mayo de 2012

Durkheim sobre la sociedad del 1800 y pico...

"Sin duda que no estamos desde nuestro nacimiento predestinados a un determinado empleo especial; tenemos sin embargo gustos y actitudes que limitan nuestra elección. Si no se les tiene en cuenta, si chocan sin cesar con nuestras ocupaciones cotidianas, si sufrimos y buscamos un medio de poner fin a nuestros sufrimientos. Ahora bien, no hay otro que cambiar el orden establecido y rehacer uno nuevo. Para que la división del trabajo produzca solidaridad*, no basta, pues, que cada uno tenga su tarea; es preciso, además, que esta tarea le convenga" (Durkheim, 1994, vol 2:176)

(*La palabra solidaridad no tiene en Durkheim el sentido moral de su uso corriente -"ser solidario - con"- sino el de unidad o contribución a un objetivo común". Cristiano, Javier. Emile Durkheim: sociología y metodología).

sábado, 5 de mayo de 2012

Razas y humanas

Salgo de la casa de Mario rumbo a la fotocopiadora/quiniela que hay en la esquina. Entro y una señora ofuscada le pregunta al otro cliente que había en el local y al que atendía si eran falsos. "Porque la china esta hija de re mil puta me lo metió el otro día abajo de otro billete... y todavía, cuando llegué a la esquina me pegó el grito y me hizo volver, para decirme que eran falsos". No terminando de entender por qué estaba enojada si encima "La china" la llamó para advertirle del problema, y capaz hasta se lo quiso cambiar, noté la cara de los otros dos. El quinielero la atendió rápido, medio que le dijo chau para que se vaya.
"Por más que le haya hecho lo que le hizo, no es justificativo para hablar así de una persona", me dijo, mientras me sacaba la fotocopia.
Salgo de ahí y veo un carro a caballo. Su dueño estaba juntando y acomodando las caja de cartón que probablemente "la china" haya dejado ahí la noche anterior. El caballo estaba flaco y hasta podría decirse que triste. Me dio pena, por ambas realidades... la del hombre y la del caballo. Me salió darle una caricia en el hocico al que camina en cuatro patas, pero no supe qué hacer con el que camina con dos, mi semejante.

Volví mirando a la tierra, mis pies, la calle. Volví pensativa, cargando una bolsa llena de verduras. Volví pensando en miles de soluciones inviables para ambos.

miércoles, 18 de abril de 2012

J'aime les expressions! (Amo las expresiones)

Es el título de una sección en la página de TVO5, web a la que suelo recurrir cuando tengo ganas de escuchar algo de francés.
Está dentro de otra sección más grande que se llama J'aime les mots, o sea: amo las palabras. Dentro de ellas podemos escuchar y ver videos sobre verbos, sustantivos, artículos y demás categorías de palabras... en lengua francesa.

Y también expresiones.

Entré hoy a revisar porque tenía que hacer un ejercicio para Lengua Francesa II. Hay varias expresiones que se parecen a las nuestras:

Avoir larmes de crocodiles (esta ya la había mencionado por estos lados antes): tener (o llorar con) lágrimas de cocodrilo.
Avoir la tête dans les nuages: tener la cabeza en las nubes.
Il/elle est un rayon de soleil: el, ella es un rayo de sol (o, en la traslación: un sol).



¿Qué otras expresiones conocen ustedes de nuestra lengua? (Y, por qué no, de otras...)



sábado, 24 de marzo de 2012

Dina.

Dina Ana María Nardone Irigoyen. Desapareció el 10/11/1978. 

Estudiante de Medicina de la UBA, cursaba quinto año cuando fue detenida en la entrada de la pensión universitaria. Ese día había aprobado un examen pre-final de psiquiatría. Los encargados de la pensión avisaron de inmediato a los familiares. La mamá de Dina, Ana María Irigoyen, viajó a Buenos Aires y realizó la denuncia en la comisaría 17 de la Policía Federal, mientras su padre lo hacía ante el jefe del Área 124 de Concepción del Uruguay. El 23 de diciembre del mismo año se comunicaba telefónicamente con familiares de la Capital Federal de parte de "La Policía Federal" para decirles que tenían a Dina, que deseaban hablar con sus padres para entregarles a su hija y que les avisarían unas horas antes. Los fmailiares hicieron todo tipo de gestiones, ante autoridades, militares, administrativas, judiciales. Denunciaron el secuestro ante distintas organizaciones de Derechos Humanos, la Corte Interamericana (CIDH), autoridades del Episcopado, presentaron hábeas corpus, sin resultados. Según testimonios registrados por la Conadep, Dina fue vista el 11 de noviembre de 1978 en la ESMA, al día siguiente de ser secuestrada. El novio de Dina, un estudiante oriundo de Neuquén, Francisco Natalio Mirabelli, también fue víctima del terrorismo de Estado.
Del Informe sobre los desaparecidos uruguayenses, de El Miércoles.
Tomo a Dina como la cara visible de mi dolor, una piba de mi edad, con sueños y esperanzas como los que tengo hoy. Para que no haya más Dina. Memoria, verdad y justicia.

Y por favor, nunca más...

jueves, 22 de marzo de 2012

Unas Santas.

Por las mañanas, cuando me voy de la casa de Marbot, suelo dejarle una notita o esquelita en una agenda del año 2007 de edición "Las Paulinas". Como es demasiado religiosa para mi gusto, la uso para esos y otros menesteres, pero no de agenda. Aparte porque ya está como cinco años desactualizada.
La otra vez escribí en la hoja correspondiente al 7 de mayo. En la carta le dije a Marbot que se acordara de la fecha, que capaz llovía y ligaba descuentos por saludar a cuanto taxista lo llevase.
El otro día escribí en la del 30 de enero. Grande fue mi sorpresa cuando miré al final de la hoja. Mario me envió el escaneo de la agenda con el asunto: "santas uds. dos, seguro".

Santas Martina y Sabina.

miércoles, 21 de marzo de 2012

¿Dónde queda París?

Fue una pregunta de una de mis alumnas el martes.
Intrigada con la ubicación exacta de la hermosa ciudad de las luces. "O sea, ¿París queda en Francia? Porque yo quiero ir a París, ¿tengo que ir a Francia?"

Para que se deleiten con uno de los centros urbanos con más historias y canciones escritas en su nombre, algunas fotos del blog Paris Zig Zag, "elu meilleur blog sur Paris" (elegido el mejor blog sobre París), del autor Robert Doisneau.

Plongeon dans la Seine (zambullida en el Sena).
Gamin de Paris (pibe de París)
Chats-de-Bercy-Paris 1974 (Gatos de Bercy, Paris. 1974)
Bouché mélomane.
Champs de mars, petits chevaux (Campo de Marte, pequeños caballos).
La Gargouille de Notre Dame de Paris, 1949 (la gárgola de  Nuestra Dama de Paris).
Más fotos, de ésta y otras series: aquí. Les debo qué es un "bouché" melómano... ;)