viernes, 28 de diciembre de 2012

Recomendado 2012

Este año hice muchas cosas: leí mucho, miré muchas películas y series, hablé mucho (¡vaya novedad!)... y como no quiero hacer un resumen de año 'cursi', mejor hago un Recomendado 2012. (Aclaro que muchas de las cosas que recomiendo no han empezado, emitido, finalizado, creado en este año, sólo que es en este año en el que las 'descubrí' y vi por primera vez). También los invito a que me dejen sus 5 recomendados... quién les dice, esten entre las cosas que mire/lea el año que viene :D

Acá van...

1) Sin lugar a dudas, dejo este número 1 a la serie que nos atrapó y cautivó a mi y a Mario: Dexter. No es el dibujito del nene científico y coloradito, con una hermana rubia y estúpida, si no de un simpático coloradito, el mayor asesino de la historia de Miami, que además trabaja analizando sangre para la sección homicidios de la policía local. También tiene una hermana, pero no es ni rubia ni tonta...
¿Por qué nos enganchó? No lo sé. Guión, imagen, acción, suspenso, terror, sangre... ¿familia y amor? Todo está en su medida justa en Dexter, la serie de ShowTime que hace que quieras al 'malo' y odies al 'bueno' (creo que de ahí sale un poco su éxito). Nosotros estamos por empezar la 6ta. temporada, y yo al menos, me miraría todos los capítulos de nuevo... la serie está por empezar la 8va., así que hay material para rato.


2) En segundo lugar me voy a ocupar de muertos que vuelven (pero que no se comen a los vivos, de eso me ocupo más abajo :) Les Revenants (Los aparecidos, Los que vuelven.... lo que quieran), me atrapó por dos cosas: la primordial -por la que la hubiese visto aunque no me gustase- ¡es una producción francesa! La segunda, porque es un diamantito apenas tallado. ¿El argumento? Muertos que 'vuelven'... con todo lo que eso significa, desarregla y perturba. Los muertos de una pequeña ciudad entre las montañas en Francia tiene esta particularidad y capítulo a capítulo se van enlazando las historias: todo tiene que ver con todo, todo tiene un porqué. Amor, amistad, culpabilidad, muerte y resurrección:  un caldo de cultivo para una gran serie que apenas tiene una temporada emitida en este 2012.

3) Otra serie: Game of Thrones (Juego de Tronos). Aclamada por los lectores hace años, gracias a la excelente trama tejida por George Martin, llevada a la pantalla chica por HBO y vista por millones. La genial serie de la guerra entre reyes, matareyes, reinas y princesas, castillos, dominios y... ¿dragones? Simplemente: genial. Lo mejorcito que he visto en años como producción, efectos, actuación. Super recomendable, la conocí este año y espero verla muchos años más.


4) ¡Una más, y no jodemos más! Oooooooootra serie (que venía defraudándonos, pero que en su tercera temporada -que aún no terminó- dio un vuelco infernal y magnífico): The Walking Dead, nuestra cuota semanal de zombis. Para los amantes del género, no tengo nada que decirles: mírenla. Para los que no: anímense. Para los que le tienen miedo a los muertos vivos: créanme, es a quienes menos tienen que temerle, ya que la historia se desliza sobre las miserias de los humanos... vivos.

5) Voy a dejar este último punto para los libros. Hice ya un par de reviews de libros que recomiendo, pero aquí los pongo todos juntos: Madame Bovary, Gustav Flaubert (un pantallazo de la vida de una joven francesa de mediados de siglo XVII. Novela de época, excelente clásico). La casa de los espíritus, Isabel Allende (novela sobre las alegrías y desgracias de una típica familia burguesa latinoamericana, con una relación inexplicable entre los personajes, que sólo el realismo mágico y la pluma de la chilena pueden explicar). Rhinocéros, Eugène Ionesco (obra teatral, irónica y surrealista, que cuenta un poco sobre la Resistencia en la segunda guerra mundial). Desayuno en Tiffany's, Truman Capote (la historia principal cuenta la alocada vida de una jovencita americana, yendo a buscar el éxito a la gran ciudad). Notre-Dame de Paris, Victor Hugo (¿qué les puedo decir de esta enorme novela del genial escritor frances? Sólo que no es el color de rosa que muestra Disney... ¡léanla!).

Espero les haya gustado mi recomendado, quería hacer un recuento de algo (que máaaas o meeenos le interesara a alguien), pero no sabía de qué. Un saludo, chin chin, y Feliz 2013 para todos!

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Videos

Internet es un lugar para discutir, argumentar, enervarte, enojarte mucho, alegrarte, compartir... ser feliz. Y no puedo más que elegir este último y esbozar una gran sonrisa cuando veo videítos como estos.
Mis elegidos de esta temporada.

#1: 'basura' que, gracias a esta gente, no tiene ningún desperdicio:




#2: una joyita de la propaganda callejera. Para no olvidar...

Orden

Sí, soy ordenada. Histérica, se podría decir, del orden. Pero no siempre tengo todo en orden. Y he aquí mis palabras de hoy:
cuando termino el año lectivo ordeno mis apuntes, fotocopias y libros por materia y los anillo. Después dejo los más interesantes (o los que pueda llegar a necesitar) a mano, y los otros ¡pum! a una cajita sobre el ropero.
Durante la semana voy cambiando de ropa y, sobre todo en verano, la dejo sobre la cama, para que tome aire (?)... llega un día que tengo que empezar a doblar remeras, musculosas, pantalones y demás para guardar. Me da rabia. Y sin embargo me gusta ver la cama tendida, libre de ropa y de arrugas.
También durante el año voy acumulando libros de todo tipo, diciéndome que 'no voy a estar acomodando todo el tiempo, porque si no voy a pasar acomodando todo el tiempo y no tengo ese tiempo y no quiero'. Pero cuando encuentro un hueco entre tareas, empiezo a ordenar libros por color, tamaño, este tiene espiral, este no...
La pieza, mi cuarto: cuando estoy a días de rendir exámenes importantes generalmente, la ordeno enterita. incluso sacando cosas del ropero (ropa, libros, anotadores) y ordenando por color, tamaño, etcétera, como dije anteriormente. Pero, hay semanas en que me gana la dejadez y queda así, como queda.
Cuando voy a una casa donde reina un orden, un minimalismo y una limpieza infernal digo para mis adentros 'así va a ser mi casa, cuando la tenga'... pero me encantan los adornitos y chucherías, libros y libritos, velitas y pavadas que se puedan acumular sobre una repisa o estante. Minimalismo, las polainas. Además también me encanta el estilo vintage, y eso, no es muy minimalista que digamos. Terror me da, pánico, cuando entro a una casa donde todo está donde 'no debe estar'. Sucio, desprolijo. Adornitos viejos y rotos. Fotos mal encuadradas. Cuadros feos. Con los años aprendí a convivir con esos ambientes y, al entrar a uno de ellos, logro con el correr de los minutos 'ambientarme' como quién diría. Y, para colmo de males, me veo en mi imaginación, sola en esa casa, limpiando y ordenando y exigiéndoles a los dueños de casa que así la mantengan, que no sean crotos.

Sé que no soy la única. Sé que no soy la primera ni la última. Pero soy la loca del orden (y del desorden también, obvio).

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Madame Bovary

Si sos mujer, si sos hombre, cualquier sexo o género vale para degustar esta obra magnífica, clásico entre los clásicos, de Gustave Flaubert.
Siempre subo la imagen de la tapa
del libro que leí :)
Perteneciente al realismo (el autor se documentó sobre el caso de una mujer de su época, con una historia similar a la protagonista de esta novela) las líneas de esta obra repasan la vida de la pobre Emma Bovary, hija, madre y esposa, que vivía en la tranquilidad del norte de Francia de mediados de siglo XIX. Justamente esa tranquilidad será uno de los detonantes de las acciones de Emma, del mundo que la rodea y del trágico destino. ¿Trágico o feliz? Eso queda a criterio de cada uno de los que la leen.
Madame Bovary cautiva, sacude, apasiona, deja perplejo con cada uno de los acontecimientos relatados en ella y por ella. Además da inicio a uno de los más conocidos movimientos psicológicos de nuestros tiempos: el bovarismo. Recomendadísima para aquellos amantes de las novelas de época, de amor, de romances, de tragedias... de los clásicos.

lunes, 10 de diciembre de 2012

La Calor


Y de repente el calor se fue haciendo cada vez más insoportable. Transpirábamos todos: la abuela, papá, mamá, mi hermano. El perro, el gato, el loro, los cardenales... y pronto fue el turno de las cosas materiales: las paredes (juro que vi transpirar a las paredes), los muebles y esquineros, la compu y la tevé. Creo que si ellas hubiesen podido hablar también hubiesen pedido a gritos el aluvión que las salvara de tanto calor, no importando que para muchas de esas cosas sería el fin, a merced del líquido. Si hasta la radio pedía estar enchufada a 220 para cuando cayera el primer rayo de la tormenta y acabara con sus sufrimiento. El aire acondicionado no daba abasto, las paredes chupaban el frío y el ambiente era cada vez más cálido, hasta que el pobrecito no dio más y dejó de funcionar. Las ventanas le tuvieron envidia, sin embargo siguieron estoicas en su labor de defender la seguridad del hogar, pero ni estando las ventanas sin rejas los ladrones hubiesen entrado: en esa ciudad donde hacía meses no llovía y donde el calor se había  colocado como el principal tema de conversación, nadie hacía nada incorrecto, porque nadie hacía nada, de hecho.
Las panaderías no funcionaban, las heladerías cerraron por haber perdido sus productos porque las heladeras se habían dejado morir. En la plaza los niños no corrían. Las escuelas estaban cerradas, porque ni padres ni docentes ni niños querían cumplir con su deber y sus obligaciones. Las piletas estaban cerradas porque el agua se evaporaba y nunca llegaron a estar más llenas que cinco centímetros. Los restaurantes no tenían mozos dispuestos a ponerse camisas apretadas, los cocineros renunciaban, negándose a prender el fuego y hacer más calor, y las copas sucumbían al placer de arrojarse al vacío, una a una, muertas de placer de no tener que vivir más en ese infierno... los pedacitos de vidrio se fundían en el suelo caliente de las veredas y se hacían uno de nuevo, pero eso ya no era problema de las copas. La municipalidad y las dependencias de gobierno estaban cerradas y no había nadie trabajando, aunque eso hubiese sido igual en un día normal de primavera, donde es difícil encontrar a alguien no cumpliendo sus obligaciones, por el simple placer de ver el sol, disfrutar la brisa y contemplar el azul del cielo.
Las radios y los canales de televisión no emitían sus programas, ya que los operadores y locutores se negaban a colocarse auriculares y estar sentados en un asiento cálido y pegajoso por más de medio minuto. Las bibliotecas, al principio eran el único lugar habitable porque siempre fueron amplios espacios oscuros y frescos. Miles y miles de personas se volcaron a la literatura  ligera de verano, agotando estos ejemplares y llenando las salas de lectura, haciéndolas tan insoportables de habitar como las calles de asfalto.
Al fin, nadie sabía donde estaba nadie. Todos sobrevivían como podían, pero nadie sabía como. Nadando en sus propios charcos de transpiración, yéndose a lugares alejados al sur para poder sentir el placer de abrigarse los pies y las manos con lanudos guantes y botas de cuero.
Y al fin llegó... la tenue llovizna, acompañado con una suave brisa refrescante. Al otro día todo funcionaba como de costumbre y todos (hasta las copas) se quejaron del temporal.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Ojotas*

De repente pudieron volver a hablar, a decirse todo aquello atragantado desde la última lluvia. "Te amo, te quiero, te extrañé". Todo, y simplemente por el hecho de poder decirlo: "no sabés cuánto admiré la luna el otro día que dormiste boca abajo y la ventana estaba abierta, deseaba que esos pies roñosos no te hubiesen dejado tirada boca abajo y   hubieses podido mirar la luna conmigo".
No es fácil, pero las ojotas vuelven a hablar mucho, paso a paso, cuando tienen agua adentro. Esos shic shic que escuchamos nosotros, simples seres humanos, en realidad son palabras de amor y de odio, porque las ojotas también se pelean y se vuelven a amigar, sólo que tienen que recordarlo para cuando vuelvan a hablar una vez pisado un charco. Y no cualquier charco, tiene que ser uno bien abundante para llenar cada huequito de su existencia y darles la fuerza necesaria para hablar. Así pasan las horas las ojotas, mudas y llenas de rabia, aguantando decirse todo lo que tienen que decirse... predominando siempre el amor, porque ellas sí fueron hechas la una para la otra.



*Cosas que se me ocurren yendo a casa en ojotas, pisando los abundantes charcos de agua que la tormenta de la noche anterior dejó en las veredas.