domingo, 27 de mayo de 2012

Pañales ¿hay una alternativa ecológica?

Así tituló Américo Schvartzman (periodista de Concepción del Uruguay) a mi nota sobre pañales ecológicos que escribí para la primera edición de la vuelta al papel del otrora semanario El Miércoles, ahora mensuario.
También le dio la bajada a la misma. Acá va la nota completa.

Casi todo lo que hay en el mercado tiene una alternativa verde. ¿Y los pañales descartables, tan simpáticos pero tan contaminantes? Parece que sí, que también hay. No se sabe el nombre del inventor: se llaman "pañales de tela". Hmmm, ¿eso no es medio asqueroso? Puede ser, pero esta nota permitirá evacuar tus dudas (cuac).

Hoy se conoce una alternativa ecológica para casi todo lo existente en el mercado: envases, paquetes, comidas, medios de transporte, vestimenta y demás. Si bien algunas de ellas no están bien difundidas y no son conocidas de forma masiva, ni bien abrimos una red social o una página de internet es posible que nos topemos con una de estas propuestas verdes. Así fue que un día me reencontré con los pañales de tela. Digo reencontré porque los usé cuando era bebé y no son algo novedoso para mí. Sin embargo me llamó la atención un artículo sobre las ventajas de los pañales de tela y no pude no leerlo porque me parecían cosa del pasado, pensaba que ya nadie los usaba, pensaba en lo asqueroso del asunto, pensaba en muchas cosas y por eso quise evacuar las dudas.
Me encontré con algo sumamente contaminante en lo que no había recalado antes, como sí lo hice en botellas de plástico, bolsas de polietileno y demás. Algo que no se degrada sino hasta dentro de 200 a 500 años, con suerte, y algo que es sumamente costoso para el bolsillo de los papás.
Calculando que un niño usa de cinco a seis pañales por día, por dos años y medio que es el promedio de tiempo en el que utilizan pañal, tendremos una suma de aproximadamente 5500 pañales tirados a la basura, acumulándose por años y años, a través de dos siglos como mínimo. Si pensamos en ese tiempo nos daremos cuenta que siquiera el primer pañal desechable utilizado por un ser humano ha desaparecido. Y de ahí en adelante traten al menos de imaginar las toneladas de pañales que hay ahora acumulados en basurales. Trate de no pensar, si ha tenido hijos, en el costo (por su salud, más que nada). Para nombrar un caso concreto en el que esa cantidad que imaginaron se convirtió en un problema ya hace tiempo, en el Reino Unido algunos municipios subvencionan el costo de los pañales de tela para ahorrarse el gasto de tratamiento de la basura producida por los desechables.
Los detractores de los pañales de tela argumentan que estos contaminan tanto o igual que los de plástico y celulosa, o sea, los descartables. ¿Cómo? Con la cantidad de agua que se usa para lavarlos, la electricidad que se gasta con el lavarropas, el centrifugado de las prendas y, en épocas invernales, en las estufas para apurar el secado, con los jabones y suavizantes que se van por las cañerías directo al río, en la producción del algodón y demás. Los defensores, además de reírse de estas acusaciones, tachan todas y cada una de estas cuestiones de la lista.
Los pañales descartables, desde antes de su manufacturación hasta su deposición final, tienen una contra importante e imposible de sortear para el usuario: es imposible controlar si los materiales son contaminantes, si se los hace sin contaminar, si se usan sin contaminar, si se tiran sin contaminar. El comprador del pañal no sabe mucho de él hasta el momento en que lo usa y, aún así, tampoco tiene muchas certezas sobre la procedencia del plástico cobertor, de las cintas autoadhesivas con que se lo ajusta a la cola del bebé, los geles ultra absorbentes que están en contacto con la piel del bebé. Estas cuestiones relacionadas a la contaminación o energía utilizada en su extracción y producción y, tal vez mucho más importante e inquietante para los papás, la salud del niño. No se sabe certeramente qué efectos causan alargo plazo estos geles y los materiales de los pañales desechables.
Más allá de esto, lo concreto es que con los de tela uno controla el impacto ecológico que causa con la ayuda de los fabricantes de  estos pañales, ya que los avances tecnológicos en la industria textil les permite hacerlos de telas súper absorbentes y suaves, impermeables, fáciles de limpiar y duraderas. Todo en un pañal, no como los antiguos chiripá o pañales de tela con bombacha de goma. La limpieza es fácil y con elementos naturales y tan comunes como vinagre blanco para combatir los malos olores, por ejemplo, y la recomendación de los fabricantes de lavar con poco jabón y suavizante. Además, con los lavados se va ganando en absorción del pañal ya que los insertos o interiores de los mismos son de algodón… suave, fresco y absorbente algodón.
Si hay alguna mamá o papá entre los lectores se preguntarán (o rezongarán) con esto del lavado. Si no lo han hecho antes probablemente les de asco el solo pensar en limpiar, además de la cola del bebé, su pañal, acción que solucionaba fácilmente el pañal desechable. Se cierra y se tira y chau caca. ¿En qué tiempo, en qué momento del día y cómo lavo estos pañales? En internet hay muchos blogs de mamás y papás trabajadores de tiempo completo que los usan en sus niños, contando sus experiencias y sus tiempos, aconsejando a otros futuros padres y dando soluciones. Los lavados se pueden hacer tranquilamente en lavarropas automático o semi automático. A mano, ni apenas lo deja de usar el bebé, restregando apenas un poco, ya que, como dijimos anteriormente, las telas son fáciles de limpiar y no quedan manchadas. Las alternativas son varias, sólo hacen falta las ganas y las intenciones de los mayores para hacer más ecológico el paso de su hijo por los pañales.
Por último dejo una razón que muchos pondrán como primera en la lista de ventajas: el costo. Muchos de estos pañales de tela se consiguen en internet por un precio más que razonable comparados con los descartables. Analicemos punto por punto: suponiendo el precio más que económico e irreal de un peso por pañal descartable, eso nos daría una suma de cinco mil pesos de gasto en pañal en los dos años y medio de uso de pañales de su bebé. Se estima que la cantidad de pañales reutilizables que un bebé necesitará en esos dos años y medio, para que los papás no tengan el contratiempo de no tenerlos limpios a tiempo para usar, es de 18 a 20 pañales, aproximadamente. Un pack de ese tipo oscila entre los mil quinientos y dos mil pesos de inversión inicial, que se puede hacer en muchos casos, en cuotas.
Siempre me queda dando vueltas en la cabeza la frase de una amiga, flamante mamá de un bebé de seis meses, respecto al tema: “nadie dijo que fuera fácil, acá lo importante no es que sea práctico, sino que sea bueno”. Ella lava y reutiliza los 18 pañales que su hijo va a usar hasta que controle sus ganas de hacer pis y caca. Ella controla esa cantidad de basura que no tiran a partir del día en que, con el papá del bebé, decidieron comprar los pañales de tela que una cordobesa hace en su taller. Ella sabe qué pone en contacto con la piel de su bebé, cuánto pis hace su bebé, lo fresco que está él con la tela en contacto de su colita. Porque, si vos usás calzoncillo y bombacha de tela, ¿por qué ponés plástico y gel en la ropa interior de tu hijo?

2 comentarios:

Sabina dijo...

Nosotros estamos masticando la posibilidad de sumarnos a esto, como los papás del bebé ese de seis meses. Ya una pareja amiga encargó los pañales para la bebé que nacerá en un mes.

Aparte: FELICITACIONES POR ESCRIBIR EN TAN PRESTIGIOSO MEDIO.

Chuli! dijo...

:)

Genial. Como digo en la nota: no es fácil, pero tampoco imposible!
Como dirían los franceses: "allez,
allez!"

¡Gracias Sabito! A ver que sale para el segundo número :)