miércoles, 30 de mayo de 2012

Alto pelo.

(Antes que nada, para los que no son de Concepción del Uruguay, advierto que el siguiente post está fundamentado en la histeria y locura que hay en estos días por esta ciudad, a causa de los que muchos llaman "inseguridad". Y, además, para los que no me conocen sepan que tengo el pelo hasta la cintura).

Llego a mi casa y mi vieja me dice, antes de saludarme:

- ¡Andá con cuidado por la calle! Atate el pelo, mirá que a una gurisa la agarraron entre tres y le cortaron el pelo.

No pude no acordarme de Mario imitando al periodista de TN, que cuando presenta en el noticiero un robo un tanto bizarro, dice: "¿ Qué más se van a robar?"
Y de reírme un poco de la situación que está viviendo mi hermosa ciudad por estos días, donde lamentablemente en lo que va del año han matado a dos comerciantes y donde la mayoría de sus habitantes ven delitos por doquier, se escandalizan y piden mano dura (y cuando digo dura, digo: gendarmería y el ejército en las calles, entrar a matar a todos en ciertos barrios "mal", pena de muerte y demás). Creo que me río, para no llorar.

martes, 29 de mayo de 2012

Pena moderna

Con los chicos de francés jugamos al ahorcado para repasar para el examen. El más chiquito, Thomás, dijo:
"Cuando jugamos a esto en la escuela con mis compañeros, en vez de ir dibujando la horca, dibujamos una silla eléctrica".

Me imaginé el juego algo así


Thelma & Louise.

En el rango de las películas que encuentro en la tele y no puedo no parar a verlas y que hasta alquilaría.
Fito, más adelante, se encargaría de contar sus vidas en una hermosa canción.

lunes, 28 de mayo de 2012

Helmintofobia

No sé si da para fobia, propiamente dicha, con sus consecuencias sobre la salud que tienden a tener las fobias (falta de aire, opresión en el pecho, temblores, etcétera), pero sí para fobia, con el diccionario en la mano ("aversión obsesiva a alguien o a algo; temor irracional compulsivo"), es lo que tengo con los gusanos. Todos ellos, sobre todo los más chiquitos, los de las frutas. Esos amarillos con extremidades negras, que me dan tanto asco. Y también las orugas, aunque los Toritos me caen requete simpáticos.
Con el resto de los insectos, ni un drama (salvo las babosas, que también me dan asco, pero no al punto de querer matarlas con sal). Cucarachas, arañas, hormigas y demás. Soy su defensora número 1 cuando alguien los ve y dice: "matalo, matalo, matalo, ¡MATAAAAAAAAAAAAALOOOOOOOOOO!"  (sobre todo teniendo en cuenta que paso el mayor tiempo de mi día con mujeres y sabemos que las chicas son por ahí más impresionables que los chicos). Los espanto, los toco con un palito para que se vayan, salvándoles su vida. Los pobres...

Pero repito, nada me da más asco y ganas de salir corriendo hacia la otra punta cuando veo algo similar a esto:

De hecho hoy encontré uno arrastrándose por la mesada de la cocina, lo miré de reojo mientras lavaba la misma, lo esquivé y me fui. Volví hace un rato y había muerto, lo junté con un cuchillo y lo hice irse por el desagüe. Desestimé las ideas de mis viejos que decían: ¡no seas cagona y agarralo con una servilleta!

domingo, 27 de mayo de 2012

Los cinco dedos de la evolución.

Amo este tipo de explicaciones. Hacete un té y además de tomartelo, tomate 5 minutos para ver el video.


Pañales ¿hay una alternativa ecológica?

Así tituló Américo Schvartzman (periodista de Concepción del Uruguay) a mi nota sobre pañales ecológicos que escribí para la primera edición de la vuelta al papel del otrora semanario El Miércoles, ahora mensuario.
También le dio la bajada a la misma. Acá va la nota completa.

Casi todo lo que hay en el mercado tiene una alternativa verde. ¿Y los pañales descartables, tan simpáticos pero tan contaminantes? Parece que sí, que también hay. No se sabe el nombre del inventor: se llaman "pañales de tela". Hmmm, ¿eso no es medio asqueroso? Puede ser, pero esta nota permitirá evacuar tus dudas (cuac).

Hoy se conoce una alternativa ecológica para casi todo lo existente en el mercado: envases, paquetes, comidas, medios de transporte, vestimenta y demás. Si bien algunas de ellas no están bien difundidas y no son conocidas de forma masiva, ni bien abrimos una red social o una página de internet es posible que nos topemos con una de estas propuestas verdes. Así fue que un día me reencontré con los pañales de tela. Digo reencontré porque los usé cuando era bebé y no son algo novedoso para mí. Sin embargo me llamó la atención un artículo sobre las ventajas de los pañales de tela y no pude no leerlo porque me parecían cosa del pasado, pensaba que ya nadie los usaba, pensaba en lo asqueroso del asunto, pensaba en muchas cosas y por eso quise evacuar las dudas.
Me encontré con algo sumamente contaminante en lo que no había recalado antes, como sí lo hice en botellas de plástico, bolsas de polietileno y demás. Algo que no se degrada sino hasta dentro de 200 a 500 años, con suerte, y algo que es sumamente costoso para el bolsillo de los papás.
Calculando que un niño usa de cinco a seis pañales por día, por dos años y medio que es el promedio de tiempo en el que utilizan pañal, tendremos una suma de aproximadamente 5500 pañales tirados a la basura, acumulándose por años y años, a través de dos siglos como mínimo. Si pensamos en ese tiempo nos daremos cuenta que siquiera el primer pañal desechable utilizado por un ser humano ha desaparecido. Y de ahí en adelante traten al menos de imaginar las toneladas de pañales que hay ahora acumulados en basurales. Trate de no pensar, si ha tenido hijos, en el costo (por su salud, más que nada). Para nombrar un caso concreto en el que esa cantidad que imaginaron se convirtió en un problema ya hace tiempo, en el Reino Unido algunos municipios subvencionan el costo de los pañales de tela para ahorrarse el gasto de tratamiento de la basura producida por los desechables.
Los detractores de los pañales de tela argumentan que estos contaminan tanto o igual que los de plástico y celulosa, o sea, los descartables. ¿Cómo? Con la cantidad de agua que se usa para lavarlos, la electricidad que se gasta con el lavarropas, el centrifugado de las prendas y, en épocas invernales, en las estufas para apurar el secado, con los jabones y suavizantes que se van por las cañerías directo al río, en la producción del algodón y demás. Los defensores, además de reírse de estas acusaciones, tachan todas y cada una de estas cuestiones de la lista.
Los pañales descartables, desde antes de su manufacturación hasta su deposición final, tienen una contra importante e imposible de sortear para el usuario: es imposible controlar si los materiales son contaminantes, si se los hace sin contaminar, si se usan sin contaminar, si se tiran sin contaminar. El comprador del pañal no sabe mucho de él hasta el momento en que lo usa y, aún así, tampoco tiene muchas certezas sobre la procedencia del plástico cobertor, de las cintas autoadhesivas con que se lo ajusta a la cola del bebé, los geles ultra absorbentes que están en contacto con la piel del bebé. Estas cuestiones relacionadas a la contaminación o energía utilizada en su extracción y producción y, tal vez mucho más importante e inquietante para los papás, la salud del niño. No se sabe certeramente qué efectos causan alargo plazo estos geles y los materiales de los pañales desechables.
Más allá de esto, lo concreto es que con los de tela uno controla el impacto ecológico que causa con la ayuda de los fabricantes de  estos pañales, ya que los avances tecnológicos en la industria textil les permite hacerlos de telas súper absorbentes y suaves, impermeables, fáciles de limpiar y duraderas. Todo en un pañal, no como los antiguos chiripá o pañales de tela con bombacha de goma. La limpieza es fácil y con elementos naturales y tan comunes como vinagre blanco para combatir los malos olores, por ejemplo, y la recomendación de los fabricantes de lavar con poco jabón y suavizante. Además, con los lavados se va ganando en absorción del pañal ya que los insertos o interiores de los mismos son de algodón… suave, fresco y absorbente algodón.
Si hay alguna mamá o papá entre los lectores se preguntarán (o rezongarán) con esto del lavado. Si no lo han hecho antes probablemente les de asco el solo pensar en limpiar, además de la cola del bebé, su pañal, acción que solucionaba fácilmente el pañal desechable. Se cierra y se tira y chau caca. ¿En qué tiempo, en qué momento del día y cómo lavo estos pañales? En internet hay muchos blogs de mamás y papás trabajadores de tiempo completo que los usan en sus niños, contando sus experiencias y sus tiempos, aconsejando a otros futuros padres y dando soluciones. Los lavados se pueden hacer tranquilamente en lavarropas automático o semi automático. A mano, ni apenas lo deja de usar el bebé, restregando apenas un poco, ya que, como dijimos anteriormente, las telas son fáciles de limpiar y no quedan manchadas. Las alternativas son varias, sólo hacen falta las ganas y las intenciones de los mayores para hacer más ecológico el paso de su hijo por los pañales.
Por último dejo una razón que muchos pondrán como primera en la lista de ventajas: el costo. Muchos de estos pañales de tela se consiguen en internet por un precio más que razonable comparados con los descartables. Analicemos punto por punto: suponiendo el precio más que económico e irreal de un peso por pañal descartable, eso nos daría una suma de cinco mil pesos de gasto en pañal en los dos años y medio de uso de pañales de su bebé. Se estima que la cantidad de pañales reutilizables que un bebé necesitará en esos dos años y medio, para que los papás no tengan el contratiempo de no tenerlos limpios a tiempo para usar, es de 18 a 20 pañales, aproximadamente. Un pack de ese tipo oscila entre los mil quinientos y dos mil pesos de inversión inicial, que se puede hacer en muchos casos, en cuotas.
Siempre me queda dando vueltas en la cabeza la frase de una amiga, flamante mamá de un bebé de seis meses, respecto al tema: “nadie dijo que fuera fácil, acá lo importante no es que sea práctico, sino que sea bueno”. Ella lava y reutiliza los 18 pañales que su hijo va a usar hasta que controle sus ganas de hacer pis y caca. Ella controla esa cantidad de basura que no tiran a partir del día en que, con el papá del bebé, decidieron comprar los pañales de tela que una cordobesa hace en su taller. Ella sabe qué pone en contacto con la piel de su bebé, cuánto pis hace su bebé, lo fresco que está él con la tela en contacto de su colita. Porque, si vos usás calzoncillo y bombacha de tela, ¿por qué ponés plástico y gel en la ropa interior de tu hijo?

sábado, 26 de mayo de 2012

Preguntas y asombros

En una sola noche, mi prima de 15 años y medio, tiró dos frases:
"El otro día nos contaron en la escuela que el mundo empezó de una estrella" y "¿Qué es un país federal?"

Está a dos años y medio de terminar la escuela media...

domingo, 20 de mayo de 2012

¡Cómo llueve...!

La tarea con los chicos de la Alianza era aprender a decir cómo estaba el tiempo. Quel temp fait-il?
Se me ocurrió llevarles estos audios en el celu, les calcé los auriculares uno por uno y los hice escuchar.
"¡Parece que llueve acá seño!", "¡qué relajante es esto!" y "guauuu!", fueron algunas de las cosas que dijeron una vez que empezaban a escuchar.
Al menos sé que si van a Francia alguna vez, tendrán una charla fluida con los taxistas...

 

viernes, 11 de mayo de 2012

Durkheim sobre la sociedad del 1800 y pico...

"Sin duda que no estamos desde nuestro nacimiento predestinados a un determinado empleo especial; tenemos sin embargo gustos y actitudes que limitan nuestra elección. Si no se les tiene en cuenta, si chocan sin cesar con nuestras ocupaciones cotidianas, si sufrimos y buscamos un medio de poner fin a nuestros sufrimientos. Ahora bien, no hay otro que cambiar el orden establecido y rehacer uno nuevo. Para que la división del trabajo produzca solidaridad*, no basta, pues, que cada uno tenga su tarea; es preciso, además, que esta tarea le convenga" (Durkheim, 1994, vol 2:176)

(*La palabra solidaridad no tiene en Durkheim el sentido moral de su uso corriente -"ser solidario - con"- sino el de unidad o contribución a un objetivo común". Cristiano, Javier. Emile Durkheim: sociología y metodología).

sábado, 5 de mayo de 2012

Razas y humanas

Salgo de la casa de Mario rumbo a la fotocopiadora/quiniela que hay en la esquina. Entro y una señora ofuscada le pregunta al otro cliente que había en el local y al que atendía si eran falsos. "Porque la china esta hija de re mil puta me lo metió el otro día abajo de otro billete... y todavía, cuando llegué a la esquina me pegó el grito y me hizo volver, para decirme que eran falsos". No terminando de entender por qué estaba enojada si encima "La china" la llamó para advertirle del problema, y capaz hasta se lo quiso cambiar, noté la cara de los otros dos. El quinielero la atendió rápido, medio que le dijo chau para que se vaya.
"Por más que le haya hecho lo que le hizo, no es justificativo para hablar así de una persona", me dijo, mientras me sacaba la fotocopia.
Salgo de ahí y veo un carro a caballo. Su dueño estaba juntando y acomodando las caja de cartón que probablemente "la china" haya dejado ahí la noche anterior. El caballo estaba flaco y hasta podría decirse que triste. Me dio pena, por ambas realidades... la del hombre y la del caballo. Me salió darle una caricia en el hocico al que camina en cuatro patas, pero no supe qué hacer con el que camina con dos, mi semejante.

Volví mirando a la tierra, mis pies, la calle. Volví pensativa, cargando una bolsa llena de verduras. Volví pensando en miles de soluciones inviables para ambos.