viernes, 11 de septiembre de 2009

Haciendo murga


[Para ubicarnos en situación: cátedra de Redacción en la facu, con algunos cambios del trabajo entregado... informalidades, nada más, que aquí sí son valederas. PORQUE ES MI BLOG, ¡JODER! Entrevista.]

Juliana nació en Concepción del Uruguay, en julio de 1989. A contrario de lo que piensa la mayoría de la gente que la conoce es argentina. Su mamá y su hermana son uruguayas; su papá, nacido en 1944, se fue de su colonia San José natal hacia Paysandú, Uruguay, con un año de vida, ya que su familia partió de la Argentina por estar en desacuerdo con el régimen de Juan Perón que gobernaba en aquel momento. Es por esa partida que su papá se siente uruguayo de ley.
Yuli, como la conocen sus amigos, tiene familia uruguaya, sin embargo escuchó murga y candombe por primera vez cuando comenzó a cantar y a participar de la murga de Concepción del Uruguay, Puntuales pa’ la tardanza. Esta murga nació en los pasillos de la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Entre Ríos, con el 1º Taller de Murga Uruguaya que se dictó en abril de 2007.

Los primeros encuentros fueron para escuchar, ver y sentir qué es la murga al estilo uruguayo. Pero la iniciativa fue más allá de eso.
—A la semana manda un mail Carlitos, que ahora es el platillero, diciendo que querían volver a juntar ese grupo para empezar con una murga. Los primeros tiempos fueron algo difíciles. Los ensayos eran cada dos semanas. Teníamos que esperar a que Diego, que es de Concordia y había venido a dar el taller a la UNER, viniera a oficiarnos de director. Después los ensayos fueron en el museo Yuchán y cambiamos por un director de acá y ahí sí ensayamos una vez por semana.
La murga fue creciendo y mucho. La primera presentación sucedió el 12 de octubre en la placita Bob Marley (Sarmiento).
—Éramos unos perros cantando; siempre hay algún desmayado que tiene la grabación y nosotros decíamos: ¡qué vergüenza! Pero a la gente le gustó porque era algo nuevísimo; ¿qué es esto? decían, está bueno. Y nosotros alegres. Pero se nota que avanzamos mucho... ¡jaja!
En octubre de ese año Juliana concurrió, junto a otros cinco integrantes del grupo actual, al Encuentro de Murgas que se realiza desde 2004 en Concordia. Participaron de los talleres, pero los ojos quedaron dirigidos al escenario, en el último día del encuentro: “cuando terminamos de ver a Agarrate Catalina, dijimos: el año que viene hay que venir, pero a participar”.
En el período de las vacaciones de verano del 2008 hubo cambios y nuevos integrantes.
—En marzo de 2008 entró Mauro como director. Mauro es muy exigente, el siempre dice que nuestra prioridad tiene que ser la murga.

La ciudad empezaba a reconocer a Puntuales pa’ la tardanza, las presentaciones eran cada vez más seguidas. En junio fue la primera actuación en el Auditorio Nuevo, con murga canción, con letras de Jaime Roos, Canario Luna y Tabaré Cardozo. Pero entre octubre y noviembre ya tenían la mayoría de letras propias.
Pero eso no les bastaba a Los Puntuales, querían más carnaval por las calles de Concepción.
—Fuimos a la Plaza a cantar porque sí, después a La Peatonal. Entramos en el Mercado Municipal, sin pedir permiso. Un montón de gente se acercó a vernos y después quedó dando vueltas por el lugar, así que los artesanos agradecidos.
Y quisieron cumplir la promesa que se habían hecho en noviembre del año anterior en el Encuentro de Murgas, e hicieron la presentación de octubre en el Auditorio Illia para recaudar la plata para viajar.
—Fuimos al Encuentro de Murgas, era la primera vez que actuábamos, ¡qué emoción! Participamos de los distintos talleres que hay: vestuario, maquillaje, batería, voz, dirección… lo dicta gente muy familiarizada con la murga del Uruguay, gente muy reconocida allá. A mí por ejemplo me tocó el taller de expresión corporal con Pinocho Routin y yo no podía creer.
Estas experiencias, aprendizajes, contactos se materializaron en las posteriores actuaciones, por ejemplo, en el Primer Encuentro de Murgas de Concepción en la Plaza Ramírez, con una murga de Paysandú, y en la primera noche del Carnaval uruguayense.
—Nos encantó. Había mucha gente que era de otro lado que le gustó mucho. Veíamos las caras que, por ejemplo, participaban en el cuplé, cuando discutíamos arriba del escenario y tomaban partido por uno u otro bando. Es muy importante sobre todo para la ciudad, porque la gente se iba muy contenta.

Los llamados llegaron de todos lados. Para que la murga se presentase, para que cante, llevando sus caras pintadas a muchos escenarios locales y de otras ciudades. Y con ellos también, la emoción
—En la canción de los desaparecidos, que es de Jaime Roos, le agregamos las dos estrofas que se referían a los doce desaparecidos de acá y los carteles con las fotos de cada uno de ellos. Se presentó en la jornada por el aniversario de la dictadura, este año. Fue muy emotivo. Yo me largué a llorar ni apenas terminó la canción y me puse el cartelito bien frente a la cara para taparme. En el medio del llanto viene Silvia Garnier, la hermana del chico desaparecido del quien yo tenía la foto y me abraza. Ahí lloramos las dos juntas. En esa canción, en el lugar donde la cantemos, la gente se para a aplaudirnos.

Como dice Juliana, la gente de Concepción del Uruguay empezó a hacer eco de esta nueva forma de expresión, que estuvo siempre muy cerca del otro lado del charco, pero desde hace tiempo no encontraba una voz para ser cantada aquí. Cantar lo que se piensa, lo que se cree está mal y la razón de por qué está mal y lo que se ve con posibilidad de mejorarse.
—Me gusta que podamos tomar partido sobre situaciones que pasan con humor. Criticar con humor, eso le llaga mucho más a la gente. Pero no criticar por criticar, si no constructivamente. Por eso la canción final, antes de la Retirada que despide a la murga, es para decir que no está todo mal, si no para dar una solución a ese problema. La gente toma posición, como por ejemplo en el Carnaval: hubo gente que se fue, no le gustó la canción de La Municipalidad y se fue a la mierda. La cuestión es hacer hablar a la gente. Acá había murgas, de canto como nosotros, hace mucho. Creo que se terminaron con la dictadura; y hay gente que cuando nos escucha se emociona porque tenía un familiar, un amigo, alguien que participaba en alguna de las murgas de acá. Y eso, para mí, es recuperar un poco esa identidad.

El horizonte de muchas situaciones en Concepción del Uruguay no se ve tan claro. Pero en la Retirada se pueden ver algunas soluciones. Así lo cree Juliana.
—Hay muchas ganas de seguir haciendo esto. Además están las pequeñas murguistas, ahí pisándonos los talones. Voy a dejar de ser la más chiquita de la murga, ¡jaja! Además la gente cada vez se engancha más y estaría bueno que se formaran otras murgas.
Empezar a hacer para tener las soluciones, en cada una de esas situaciones, en donde se quiera. Y Yuli responde con la voz firme:
—Murga, eso hago.